Napoleón pinta y alguien se encarga de vender sus «obras maestras». El caballito básicamente sostiene el pincel con la boca y realiza movimientos afirmativos con la cabeza, impregnando el lienzo. Sin embargo, por el resultado de tamaña proeza hay quienes pagan entre 5 000 y 10 000 dólares, que es lo que cuestan sus «cuadros». Según trascendió, se trata sencillamente de la repetición compulsiva, una monótona tortícolis ecuestre y mucho agacharse el dueño a juntar pinceles. Lo suyo es «expresionismo abstracto».