Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Explosión de risa

DE una tensión total al más absoluto desparpajo no hay más que un paso y sucedió en Suecia, cuando el escuadrón antibombas de la policía fue convocado por la llamada de alerta del conserje de un edificio, quien descubrió un bulto «vibrando y zumbando» de forma sospechosa en el garaje de un apartamento en Gotemburgo. La policía cercó la zona y emprendió el trabajo de desarme de la supuesta bomba. Mas, menuda sorpresa se llevaron los expertos tras abrir el envoltorio y dar con un juguete sexual, de manera que el accesorio erótico desencadenó una explosión, pero de risas.

De humor negro podría tildarse lo ocurrido al carpetero de un hotel australiano, quien recibió una extraña encomienda en medio de la noche: una caja con un ojo humano. «Órganos para transplante» rezaba la etiqueta del paquete que fue entregado erróneamente por un desorientado taxista. Por fortuna, y pese a su estupor, Gabriel Winner determinó guardar la ecuanimidad y de paso el ojo en el refrigerador, pues minutos después un empleado de la Clínica Hobart Day llegó al hotel reclamando el órgano perdido, que llegó a su destino en tiempo y forma y sirvió para realizar un transplante.

Un hombre que se llevó un maletín equivocado del aeropuerto de Dallas, Estados Unidos, pasó de la sorpresa al susto cuando se dio cuenta de que las pertenencias no eran suyas y mucho menos un gato que saltó del equipaje y se metió bajo su cama. «Debo haber dado un salto de dos metros y grité como una niña», declaró Ron Carter, de 37 años, cuando vio surgir de las pertenencias ajenas, la cabeza del felino de diez meses. Pero del susto nació la solución, pues el minino llevaba un collar con el nombre y teléfono de sus dueños: una pareja que lo buscaba desesperadamente y ya había pegado carteles con su foto.