Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un estadounidense de 62 años que desapareció misteriosamente durante cuatro días, fue hallado por fin con vida en un pantano de Florida, donde quedó atrapado mientras daba un paseo que se «extendió» más de lo planeado. Eddie Meadows, a quien sus colegas declararon desaparecido al no regresar más al trabajo luego de salir a dar «una vuelta» durante su descanso, sobrevivió bebiendo agua del cenagal y durmiendo la mayor parte del tiempo. Según los servicios médicos que lo atendieron, aunque tenía picaduras de insectos en todo su cuerpo, Meadows goza de una condición saludable e incluso buen humor, que le ayuda a bromear sobre sus «vacaciones» involuntarias en tan enfangado «hotel».

Un ladrón que irrumpió en una casa en construcción de la ciudad polaca de Gliwice, tuvo que llamar a la policía para salvarse de su perseguidor, el vigilante de la obra, quien dormía en el desván. Una vez sorprendido, el malhechor intentó escapar refugiándose en su camioneta, antes de que el celador rompiese los cristales de la ventanilla y el parabrisas con un hacha. Por suerte —o mejor dicho, por su celular— logró pedir auxilio a la policía, que llegó a tiempo para salvarle la vida y arrestarlo junto al violento vigilante, al que detuvieron por excederse en la protección de los bienes bajo su custodia. ¡Ataca, Chicho!

Un brasileño reconoció que es adicto a los funerales, tras haber concurrido a cada una de las exequias celebradas en su pueblo desde hace dos décadas. El hombre, de 42 años, renunció a su trabajo para poder desarrollar esta peculiar manía, que comenzó con la muerte de su padre en 1983. Así, afirmó que cada mañana sintoniza la radio para informarse de si alguien falleció, o si no llama a los hospitales y a las funerarias, donde se ha hecho habitual su presencia, acompañando a los dolientes, un «servicio» por el que nunca ha cobrado. ¡Menos mal que la tiñosa sale gratis!