De izquierda a derecha los fotógrafos René Peña, Ernesto Fernández, Rolando Pujols, Yander Zamora y Néstor Martí. Autor: Rubén Padrón Garriga Publicado: 21/09/2017 | 06:52 pm
¿Cómo valoran los profesionales del lente la formación académica de la fotografía? ¿Cuál es su valoración del escenario fotográfico cubano actual? ¿Qué piensan sobre la especialización? ¿Puede hablarse de un mercado de la fotografía en Cuba? ¿Qué factores impiden una mayor presencia femenina en el gremio?
Entre futuros profesionales de la comunicación los panelistas resaltaron la importancia de la academia en la preparación de todo fotógrafo. Foto: Rubén Padrón Garriga, estudiante de Comunicación Social.
Para responder estas y otras interrogantes artistas y fotorreporteros del patio se dieron cita este martes en el conversatorio Cuba en Imágenes, tendencias y desafíos de la fotografía cubana, convocado por la Cátedra honorífica Conrado Massaguer, de la Facultad de Comunicación (Fcom) de la Universidad de La Habana.
En el espacio se resaltó la importancia de la academia como complemento vital de la afición y el amor por el arte de fotografiar intrínsecas de cada fotógrafo. Así lo consideraron René Peña (fotografía artística), Rolando Pujols (fotoperiodismo y publicidad), Néstor Martí (fotografía de ciudad), Yander Zamora y Ernesto Fernández (fotografía social y fotoperiodismo).
«No se puede ser ingenuo a la hora de capturar una imagen, hay que entender el lenguaje de cada una, cada código, y en ello, independientemente de la habilidad, experticia y astucia de los autores, resulta indispensable la formación académica», explicó Néstor Martí, fotógrafo de la Dirección de Patrimonio de la Oficina del Historiador.
Sobre el contexto de quienes se dedican a capturar con su lente la realidad cubana, Rolando Pujols, graduado de periodismo en la Fcom y actualmente colaborador de la agencia EFE, explicó que es muy complejo. «Vivimos en una cultura llena de clichés, en la que solo la verdadera preparación, inquietud y aguzada mirada del fotógrafo puede marcar la diferencia entre una buena instantánea y una mediocre».
Argumentaron en esta misma línea sobre las ventajas y desventajas de la especialización. «Si bien es bueno conocer a fondo la línea de trabajo en la que nos desenvolvemos esto no puede enajenarnos del resto de los temas. El fotógrafo debe estar preparado —de ahí la importancia de la cultura— para trabajar y hacerlo bien, en cualquier escenario», acotó Ernesto Fernández, Premio Nacional de Artes Plásticas 2011.
En un mundo globalizado donde todo tiene su precio, la fotografía del patio se aventura a dar sus primeros pasos. «Tristemente hoy padecemos las consecuencias de un mercado convulso e injusto con el artista y su obra, donde no siempre la pieza más valiosa es la mejor remunerada, ni el autor más preparado el que recibe mayor reconocimiento», precisó René Peña, quien aborda en su obra la influencia del consumismo y el mercado a través de autorretratos.
Sobre la poca presencia de mujeres tras el lente y la altísima tendencia a encasillar su trabajo en temáticas femeninas también se debatió. ¿Las causas? El machismo que continúa sesgando las capacidades y aptitudes de las representantes del sexo femenino.
«Porque allende el esfuerzo físico que demande el manejo de las nuevas tecnologías, o las difíciles condiciones en las que a veces trabajamos —principales pretextos esgrimidos ante esta problemática—, no existen impedimentos reales para que una mujer desarrolle con calidad el oficio de la fotografía. Hay muchísimas buenas exponentes que lo demuestran», explicó Yander Zamora, fotorreportero del diario Granma.
Sin dudas, coincidieron los panelistas, la fotografía es una filosofía de vida que se cultiva con la experiencia, con el talento y las inquietudes de quien decida hacerla suya, amarla en todo momento. Y para ello, para lograr ese trabajo que marque la diferencia hace falta estudio, preparación personal, deseos de superarse cada día.
Como colofón del encuentro los participantes destacaron su latente preocupación por la inexistencia de soportes que permitan la conservación de la fotografía digital como memoria histórica de la nación, así como de entidades encargadas de velar no solo por este proceso sino porque las instantáneas que se preserven sean las más completas y de mejor calidad.