Llegó la verdad. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:08 pm
Exactamente en cinco minutos, El niño y la verdad explican sus motivaciones para hacer son. Un texto de Jorge Díaz enfatiza que cultivar uno de los géneros más genuinos de la Isla es un propósito sincero. La verdad es esa fuerza arrolladora que te protege a cada hora de lo falso y la maldad, entona Emilio Frías (El niño), quien es uno de los rostros más visibles de la novel agrupación, la cual se integró en 2013 a la escena de la música popular bailable.
No les resultará sencillo y lo saben. Precisamente porque conocen de la tradición sonora con que cuenta ese género en el archipiélago. Sin embargo, en la ópera prima de la orquesta, titulada Llegó la verdad (Egrem 2014, con licencia para la disquera Oye mi música records), existen demasiados elementos que indican su seria apuesta por el estilo. Es un guiño no solo al público, sino a los especialistas, a quienes incitan a prestar atención a la nueva agrupación, liderada por tres noveles músicos: el cantante Emilio Frías, el pianista Wilfredo Naranjo (Pachy Jr.), y el guitarrista Dayron Ortega.
Es ese trinomio el núcleo pensante de La verdad. Ellos tienen una experiencia anterior que debe tenerse en consideración, pues tanto Frías como Naranjo coincidieron en la Revé —Emilio además formó parte de Tumbao Habana—, y Ortega se desempeña en el Cabildo del Son, que dirige el maestro Pancho Amat.
De ahí que la placa Llegó la verdad tenga influencias de ese son contemporáneo cosechado, sobre todo, en los últimos 50 años en el país. Allí se vela con celo por integrar al resultado final del disco aportes de agrupaciones con una huella significativa en el género como los Van Van, la Monumental, la Original de Manzanillo y el Charangón, por solo mencionar algunas. No obstante, les prevengo, pues en esta sonoridad también se perciben ciertos lazos familiares con el quehacer de otros soneros de reconocimiento internacional, entre ellos Oscar D’ León y Rubén Blades.
En detalle, el álbum trae diez sencillos. Básicamente son piezas de ese trinomio de músicos que mencioné antes y aparece además el son La verdad, de Jorge Díaz; la salsa Seguir viviendo, de Sergio Farrés; y el bolero Verdad amarga, de la mexicana Consuelo Velázquez.
Piensan que temas como Yo sí camino La Habana, Dime cuánto y Loco, pero te amo pueden prender en los bailadores. En estos, como en el resto del fonograma, hay una marcada apuesta por narrar historias con melodías seductoras —en ello juegan esencial papel la guitarra y el piano—, y atemperadas a las tendencias más actuales de la música cubana.
Para Dayron Ortega Llegó la verdad es «un disco (hecho) con toda la intención de buscar un espacio a la figura tanto de Emilio Frías como de la orquesta. Trabajamos para encontrar un camino, porque no queremos parecernos a nadie. Tenemos muchas influencias y sabemos que no queremos caer en banalidades en las orquestaciones».
Su colega Wilfredo Naranjo Jr. asegura que se plantearon desde el principio mantener «la cubanía y no aflojar la pluma, como dicen los viejos músicos».
Conquistar la capital ha sido el primer paso como enarbolan en Yo sí camino La Habana. Luego el desafío es llegar a cada bailador de la Isla y un poco más allá, aunque esto último ya lo han hecho con una gira europea culminada recientemente.
Es que La verdad se suma a ese movimiento novel que en el último quinquenio intenta renovar la música popular actual, y del que forman parte El Noro y 1ra. Clase, Manana Club y La Tabla. Lo nombro «movimiento» respaldada por las palabras de Dayron Ortega, quien al tomarle el pulso al son en este 2015 señala que existen ya varios grupos noveles como La Verdad que tienen una aceptación en el público joven.
«A los conciertos de La Verdad vienen muchachos que les gusta el género y no es por hablar de otras tendencias, pero se debe dar una atención a esta música porque es la popular cubana, que no es una moda, sino un modo de hacer», sostiene Ortega.
Carta credencial de la agrupación, el disco Llegó la verdad es solo el comienzo para destapar toda esa mirada creativa de sus integrantes. Ya me dirán.