La canción romántica es un bálsamo en esas heridas que recibimos por el amor o el desamor, dice Torres. Autor: Glenda Boza Ibarra Publicado: 21/09/2017 | 05:59 pm
Chiquita mía acompaña todavía las fiestas de 15 de las niñas cubanas. Todo se paga ha sido consuelo de hombres y mujeres «víctimas del desamor». Sencilla y bella ha ayudado a más de uno a conquistar a su pareja, mientras él, Álvaro Torres, sigue siendo el Más romántico que nadie, en tiempos en que para enamorar algunos prefieren el pop o el reguetón.
A Álvaro Torres no le preocupa que otros géneros más movidos encabecen la preferencia de las nuevas generaciones, «porque ese mismo joven que disfruta de este tipo de música, tarde o temprano, cuando le pega el amor de verdad, aquel que duele, se va a refugiar en canciones de cualquier compositor romántico.
«El público juvenil está entusiasmado con estas corrientes musicales, que al final quizá dicen lo mismo que dije hace unas décadas, de punta a punta, solo que tuve la gentileza de ir despacito, etapa por etapa, hasta conseguir a mi pareja y hacerle sentir lo maravilloso que con ella me siento».
Por eso no le interesa la competencia, sino mantenerse, seguro de que una canción romántica «es como un bálsamo en esas heridas que recibimos un día del amor, o el desamor».
Como lo haría un padre, habló también sobre los jóvenes a través de Juventud Rebelde, a quienes incitó a que «disfruten, gocen, y con cordura se diviertan. Hay que dejarlos, ya tarde o temprano quemarán esa etapa y entrarán a otra, como nos ha sucedido a todos en la vida, y entonces retomarán una canción romántica».
Con ese mismo sentimiento paternal, varios cubanos han expresado a través de Chiquita mía el amor a sus hijas. «Ese es uno de los grandes orgullos de los que presumo, porque Youtube (mayor repositorio de videos en Internet) está cundido de videos de padres mostrando a sus chiquitas con esa canción y eso no es solo un homenaje a ellas, sino también a mí».
Con igual responsabilidad fue declarado Embajador de Buena Voluntad en Misión Especial para Niñas y Niños Migrantes y voz principal de una campaña salvadoreña contra la migración irregular y sin acompañamiento de pequeños y adolescentes hacia los Estados Unidos. «La Cancillería y el Gobierno de mi país me extendieron esa invitación y la acepté con gusto. Se llama No pongas en riesgo sus vidas y es un mensaje para los padres de familia que están radicados en EE.UU., que en su desesperación y ansiedad por tener a sus hijos con ellos los ponen en manos de gente a quienes no les importa la vida».
Sin embargo, reconoce que tiene otra deuda pendiente con su tierra natal. «Uno de los proyectos más importantes es conquistar plenamente mi país, porque debo admitir que el alejamiento que tuve de mi patria —no voluntario sino por necesidad de ir a buscar el éxito y el cumplimiento de mis metas y sueños—, me alejó bastante.
«Perdí ese contacto con mi pueblo y ahora, gracias a la iniciativa de mi mánager, estamos volviendo, y mi gente está encantada de recibirme. Es una de mis metas: ser verdaderamente profeta en mi propia tierra».
Mas al público cubano sabe Álvaro Torres que no tiene que conquistarlo. Ya lo hizo hace mucho tiempo. No pocas de sus melodías son parte de la banda sonora de muchos, y por eso descubre en esta Isla y su gente, otro hogar. «Para mí es un enorme gusto. Me han dado mucho cariño y me han recibido con una calidez como no esperaba, porque no tenía ni idea de cómo habían recibido mi música anteriormente, me siento como en casa. Me doy cuenta de que he sido importante para muchos de ustedes y esa es la recompensa más grande que puede existir para un cantautor como yo.
«No pensé que este sueño pudiera realizarse y agradezco profundamente esta posibilidad y honor».
Sencillo, cálido y simpático, como lo imaginan seguramente sus admiradoras, el «último romántico» es feliz de haberle cantado siempre, con respeto, a la mujer. «Esencialmente es lo que soy: un romántico empedernido, a veces exagerado, que le doy una dimensión diferente a una mirada, una actitud y una sonrisa, a los detalles de la vida y, sobre todo, al sexo opuesto que me ha llevado a ponerme de rodillas siempre.
«A esa condición de romántico no puedo menos que cantarle con la felicidad de una pareja que se conoce, se entrega y se mantiene por toda una vida, o al caso de un amante solitario, desesperado, que busca la manera de conquistar a su amada como un caballero. Esa forma viene conmigo en el ADN».
Rodeado por Cuba, no solo en el corazón, sino por los músicos que lo han escoltado —y hasta por su mánager José Luis Castro, quien puso todo el empeño en estas presentaciones en la Isla—, Álvaro Torres agradeció a todos los que han hecho posibles sus conciertos: desde las autoridades gubernamentales y de Cultura, hasta la compañía de espectáculos P. M.M.
Pero su mayor gratitud es para el público cubano, ese que repletó el teatro Lázaro Peña, el anfiteatro de Varadero y el estadio 5 de septiembre. A ese público que lo espera en otras provincias (este viernes se presenta, a las 8:30 p.m., en la Plaza de Artemisa, por ejemplo), anhelando la concreción de una anunciada gira nacional.
«Hónrenme con su presencia. Vamos a pasar unas horas maravillosas de música y recuerdos, de mucho sentimiento». Lo pide así, a sabiendas de que no nos va a defraudar.