La agrupación celebra hoy su aniversario con un concierto en el Amedeo Roldán. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 21/09/2017 | 04:54 pm
Una agrupación juvenil deviene real metáfora de Identidad, esa preciosa canción de Pablo Milanés que habla de la fuerza estimulante salida de los más nuevos. La orquesta de cámara Música Eterna ha impuesto «un nuevo mundo a su manera» de hacer arte, quizá siguiendo al pie de la letra las notas del trovador, e integrando a sus filas a noveles artistas.
El grupo, creado y dirigido por el maestro Guido López-Gavilán, lleva 15 años con ese espíritu de «inconformidad con lo ya hecho» y sacando de sus instrumentos tanto lo mejor del barroco, como de las composiciones más actuales.
Una línea de inmortalidad secunda a estos músicos, juega con su nombre y se dispersa entre sus integrantes, quienes estudian o se han graduado de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y el Instituto Superior de Arte (ISA).
Sobre su surgimiento, López-Gavilán siempre confiesa que fue un «hermoso experimento». En aquellos momentos iniciales, la idea era la de convocar a estudiantes de esas instituciones para formar parte de una agrupación que contribuyera a su formación artística y que, simultáneamente, fuese capaz de medirse con el más alto rigor de la vida cultural de la Isla.
¿Por qué escoger el formato de música de cámara para convidar a los muchachos?, interrogo a su director. «En este formato, el músico debe tocar con la responsabilidad y exigencia de un solista, pero debe además desarrollar la capacidad de integrarse a un sentimiento colectivo; de unificar detalles de fraseo musical, de expresar conceptos interpretativos, de presentir cómo sonará la siguiente nota...».
Interesante. Siempre resulta un acierto el insertar estos conceptos a esa especial etapa por la que transitan estos artistas. Se trata de poner en práctica lo aprendido en la academia, en ellos tan cercana. Definitivamente es una orquesta escuela. «Toda agrupación musical donde se trabaje con amor y rigor, lo es», se apresura en aclarar Guido.
En tres lustros hay muchas historias que contar, pero las mejor reseñadas en Música Eterna son las creadas al calor de sus conciertos. «Pensamos que, durante estos años, miles de personas han presenciado nuestras actuaciones y que, en la medida de nuestras posibilidades, hemos contribuido a ese disfrute espiritual que solo la melodía es capaz de propiciar, además de formar buenos músicos», asegura Guido.
Con el disco Barroco trópico, la orquesta recibió el reconocimiento de la Feria Internacional Cubadisco 2001. El lauro lo ganó precisamente en la categoría de música de cámara; un álbum en el que participó, como solista invitada, la conocida flautista Niurka González.
Pero, ¿cual es la línea interpretativa de Música Eterna? Sorprende encontrar en el repertorio del grupo desde los grandes maestros del barroco hasta los compositores actuales. Es que ser eternamente jóvenes no constituye un dilema para tocar. De ahí que también sean placenteras y desafiantes las partituras con temas populares cubanos y latinoamericanos.
Por sus instrumentos ha fluido con notable destreza tanto El Mesías, de Händel, como la música de John Lennon, tocada por la orquesta junto al afamado cantautor Silvio Rodríguez. También resulta curioso que a las presentaciones de Música Eterna concurran sus propios integrantes en calidad de solistas, con ello propician su desarrollo escénico.
Igualmente se hacen acompañar de jóvenes destacados, como ha sucedido con el trompetista Yasek Manzano, y los pianistas Harold López-Nussa, e Ilmar y Aldo López-Gavilán Junco.
Quizá la agrupación le recuerde a conocidas figuras y agrupaciones esa etapa en la que soñaban con los grandes escenarios, o también les atraiga esa particular sonoridad salida de sus acordes.
Lo cierto es que junto al grupo han actuado personalidades como el pianista Frank Fernández, la soprano Bárbara Llanes, los coros Nacional, Orfeón Santiago y Schola Cantorum Coralina, el contrabajista italiano Stefano Scodanibbio, la cellista canadiense Tanya Prochaska, el violista austriaco Cristoph Angerer, el oboísta israelí Guy Porat, y los violinistas estadounidenses Richard Luby y Erik Grossmann.
Considero una apuesta ganada por Música Eterna la de mantener una agrupación de cámara en la que las nuevas generaciones sean las protagonistas. Guido López-Gavilán piensa que es vital el número de grupos similares que ya se percibe en el país.
«Afortunadamente existe una cantidad creciente de jóvenes de gran talento y buena formación, que están integrados a diferentes grupos de este tipo de formato. Algunos se perfilan como excelentes artistas y ya han logrado obtener importantes lauros internacionales», apunta el autor de Camerata en guaguancó.
Ahora que les llega el aniversario, el grupo lo celebra con De Cuba, Música Eterna, un disco que está casi a punto de salir. Grabado por la EGREM, el álbum contendrá canciones antológicas de la música popular en versiones para cuerdas, piano y percusión.
Hoy, 14 de febrero, será un buen momento para encontrarse con la agrupación. Johann Sebastian Bach ha sido el compositor escogido. De él sus conciertos en Fa menor, en Re menor, y para dos pianos y cuerdas en do menor. En el capitalino Teatro Auditórium Amadeo Roldán, a las 6:00 de la tarde, le esperan Harold López-Nussa y Aldo López-Gavilán Junco, así como una orquesta que no se cansa de repetir que la melodía es inmortal. Escuchémoslos.