Las Brigadas Técnicas Juveniles constituyen un pilar esencial en el desarrollo científico cubano. Autor: David Gómez Ávila Publicado: 05/12/2024 | 10:25 pm
Juntar a los jóvenes para responder a los más inminentes desafíos del país es un encargo de toda la sociedad. Acorde a los contextos actuales, la ciencia y la innovación son consideradas prioritarias, dado el intercambio continuo que se fomenta entre ellas y la frescura con que la savia joven se abre puertas y horizontes.
En 1964, por iniciativa de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fueron creadas las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) para llevar «a la par de la revolución social la revolución técnica».
A través de este movimiento perteneciente a la Unión de Jóvenes Comunistas, «sus brigadistas encuentran un espacio propicio para socializar sus proyectos, contribuir a su superación personal y profesional, y canalizar sus inquietudes relacionadas con el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación».
Así lo asegura Frank Eduardo Monterrey Padrón, presidente de las BTJ en el país. Además, añade que este entorno les permite sentirse útiles y valiosos en la sociedad.
Actualmente, Cuba cuenta con 6 554 brigadas integradas por 68 275 miembros, las cuales están diseminadas por todas las provincias y tienen representación en los organismos de la Administración Central del Estado, universidades y diversos centros laborales.
«Entre sus objetivos está el de buscar soluciones a los desafíos económicos actuales», añadió Monterrey Padrón, quien destacó que estas son también una herramienta para fomentar la creatividad y el talento joven.
Las BTJ no están exentas de retos, pues atraer a otros y potenciar los proyectos locales son hoy prioridades, explicó el Presidente. Para ello, es fundamental hacer más creíbles las aspiraciones de vida de los jóvenes de la nación, así como fortalecer las bases del movimiento. «Los brigadistas deben sentir que su participación les brinda oportunidades para desarrollarse profesional y personalmente», dijo.
En acción
«Cuando empecé a trabajar, no sabía lo que eran las BTJ», confiesa José Carlos González Sotolongo, quien labora en el Instituto de Investigaciones del Tabaco en el municipio pinareño de San Juan y Martínez. Su interés por el área se despertó al participar en eventos donde notó que los otros miembros tenían un rango de edad muy parecido, lo que facilitó un intercambio de ideas y enfoques.
Él destaca la relevancia de su trabajo en el ámbito del tabaco. «Mi línea de investigación se torna bastante práctica a la hora de probar algún tipo de producto bioestimulante». Su objetivo principal es contribuir de manera significativa al desarrollo del cultivo de tabaco desde su experiencia práctica como investigador.
«Me prepararon para ser una persona útil en la sociedad», asegura y explica la gratificación que recibe por su labor. «Cuando haces algo interesante o importante para los productores, te sientes tomado en cuenta, mientras yo sea o me sienta útil, creo que siempre me va a resultar interesante hacer las cosas», reflexiona.
Para él, ser útil es crucial, no solo a nivel profesional, sino también en términos sociales. González Sotolongo se presenta como un investigador apasionado y comprometido, dispuesto a contribuir al desarrollo del cultivo de tabaco y a mejorar la vida de su comunidad a través del trabajo.
Saray Díaz Barrios, ingeniera agrícola graduada de la Universidad Agraria de La Habana, se ha dedicado a la investigación. Con un máster en sistemas agrícolas, se refiere a la importancia de convertirse en «reservas científicas» para avanzar en su carrera.
«Las reservas científicas llevan un proceso de adaptación y superación», explica al referirse a la necesidad de publicaciones y participación en eventos para progresar en el ámbito científico.
Entre los principales retos de las BTJ están el de incorporar a más jóvenes a sus actividades y promover el desarrollo local. Fotos: David Gómez Ávila
Desde enero de 2024, Saray ocupa el cargo de presidenta del Consejo Científico Juvenil del Instituto de Ciencias Agrícolas. Este fue creado por las BTJ que buscaban un espacio para expresarse y superarse, debido a la importancia de la autonomía y el apoyo entre jóvenes investigadores. «Queremos integrarnos con otros muchachos de diferentes provincias y acceder a toda la información y medios que el país ofrece», afirma.
En este sentido, la joven también tiene metas personales, como la de realizar un doctorado. «Tal vez las BTJ pueden ser una vía para ampliar nuestra visión del campo científico a la hora de buscar materiales para mi investigación», menciona con el deseo de crecer académicamente y contribuir al desarrollo del país.
En su opinión, lo más gratificante de formar parte de las BTJ es la camaradería entre jóvenes con objetivos similares. Y apuesta por que exista un resurgimiento de este movimiento, que sea mucho más fuerte y aporte verdaderamente al desarrollo económico y social del país como se necesita.
60 años de camino andado
A propósito de la celebración de su aniversario 60, las BTJ han llevado a cabo diversas actividades desde el inicio del año. En enero fue presentado el evento Ecojoven, en el municipio especial de Isla de la Juventud, cuyas prioridades son la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
Asimismo, se han desarrollado actividades comunitarias y en mayo se constituyó el Consejo de Innovación Juvenil, en aras de buscar soluciones a los problemas que afectan hoy a la juventud. Ese día, el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez dijo ser un convencido de que con ciencia joven y con las nuevas generaciones, que viven con bloqueo recrudecido, que han vivido de los años más complicados del proceso revolucionario, el país continuará avanzando; y a eso tenemos que corresponder con mucho compromiso.
Durante las jornadas de este viernes desarrollaremos la expoferia Joven de ciencia, con sede en el Pabellón Cuba, de la capital. Dicho evento será una plataforma para que jóvenes presenten trabajos de investigación e innovación, organizados en tres líneas temáticas: soluciones para mitigar el cambio climático, la producción de alimentos mediante la ciencia y la tecnología, y la transición hacia una matriz energética sostenible.
«Promover iniciativas como estas refuerzan una de las ideas fundadoras de las BTJ: poner a disposición de las nuevas generaciones un espacio para que demuestren su capacidad con vista a generar ingresos y contribuir al desarrollo del país, reafirmando así el compromiso de Cuba con la ciencia y el pensamiento crítico», aseguró Monterrey Padrón.