La karateca Shaila García Denis brilló en el Campeonato Nacional Juvenil de 2025. Autor: Ariel Alejandro Niévares Luis Publicado: 11/10/2025 | 07:38 pm
Shaila García Denis no nació campeona, pero se transforma en reina del colchón en cuanta competencia de karate-do disputa. «Esfuerzo, dedicación, sacrificio, disciplina y constancia», son las características que definen su corta, pero promisoria carrera, y que la han vuelto una guerrera dentro y fuera del dojo, capaz de soportar entrenamientos cuando otros despiertan horas de trabajo técnico, cargas físicas, prejuicios sociales, golpes de la vida...
Más que un deporte, el karate-do es una manera de vivir para la capitalina: «Ha sido mi refugio los días que me he sentido mal y también mi alegría. Cada triunfo, cada victoria y cada derrota han influido en mi crecimiento como persona. Gracias a eso, he aprendido que en la vida todo lleva esfuerzo y sacrificio, que debemos trazarnos metas y, poco a poco, irlas tachando», comenta.
Uno de los objetivos que tenía este año 2025 era el Campeonato Nacional Juvenil. A sus 16 años, la pupila de Landy Manuel Ruiz Acosta y Yulisma Kindelán, llegó al torneo con la sonrisa serena de quien sabe que puede superarlo todo y escribir otra crónica de perseverancia en su trayectoria. Y así lo hizo: dominó a placer en la modalidad de combate y fue elegida Mejor Atleta del país en la categoría.
«Es un resultado muy importante para mí», dice con una mirada que destila satisfacción. «Significa que, gracias a la gran preparación y al apoyo de mis entrenadores y de las personas cercanas, repetí el podio. Fueron demasiadas horas de entrenamiento. Hubo momentos en que pensé que no podía, pero gracias a ese apoyo, lo logré. Después de cada sacrificio, hay un gran resultado esperándote», agrega.
En su palmarés, que tal parece de una karateca consagrada, se asoman ocho coronas y dos platas en tres ediciones de Juegos Escolares Nacionales, más dos metales dorados y uno plateado en el certamen juvenil, donde no hubo otra atleta con mejor técnica que ella a la vista de los jueces.
Pero en el recuerdo de todos los amantes de esta disciplina permanecerá la edición 60 de la cita escolar en 2024, cuando Shaila lideró el performance del equipo de La Habana con cuatro medallas (tres oros en kata, kumité individual y kumité por equipos y una plata en kata por equipos), que le hizo merecedora de integrar el cuadro de honor del evento.
«En los Escolares hice ambas modalidades, menos en el primer año que no participé en kata. Las dos son fundamentales para mí y hasta el momento he podido llevarlas a la par. Pienso que compito contra mí misma. Soy mi mayor oponente. Solo tendré a alguien delante, pero básicamente es contra mí y todo lo que he entrenado y aprendido en un curso completo», explica.
Pasión desde la cuna
Los ecos de su título nacional juvenil no son fruto de la casualidad, sino la consecuencia de una educación familiar que convirtió la dedicación en un hábito y el amor por el karate-do en una filosofía de vida.
A los cinco años, mientras disfrutaba de su infancia, pisó el colchón por primera vez y descubrió un mundo que parecía esquivo para una pequeña niña de Alamar: «Mi papá era entrenador de una escuelita de base. Él confío en mí a pesar de que todos le decían que no había nacido para el karate, que mejor estuviera en ballet. A mi hermano le gustaba el karate y, por hacerle compañía, quise practicarlo también hasta que se volvió mi vida entera».
Reconoce que, acompañada por senséis como George González, Luis Andrés Tur y Francisco García Almenares (actual comisionado de La Habana), el dojo se transformó en su segundo hogar, donde ha labrado su camino por encima de los prejuicios sociales y ha demostrado sus potencialidades.
Como dice el refrán: «De tal palo, tal astilla». Su padre, Héctor García, fue su gran artífice tanto en la vida como en el deporte. Para la capitalina, su progenitor ha sido el motor de su carrera. Cuenta que, muchas veces, por embullo o porque no le salían bien las cosas, quería «tirarlo todo por la borda», pero Héctor la motivaba, la preparaba, le secaba cada lágrima, la animaba cuando creía que no podía más y le demostraba su equivocación.
Un año después de su inicio, con solo seis primaveras, Shaila debutaba en el Campeonato Provincial. Sería su primera prueba de fuego cuando apenas aprendía a peinarse. Para hacer más grande el reto, competiría en la categoría 7-8 años y en dos modalidades: Kata y Kumité. Pero tuvo el debut soñado con sendas preseas de bronce en las especialidades. ¡Un buen augurio del futuro que se venía!
Parecía el inicio de un camino de rosas en el que fue monarca municipal y provincial. Sin embargo, en los últimos tres años, fue sorprendida con dos golpes que nunca pudo bloquear en su combate personal con la vida. Su padre emigró en 2022 y las dudas rondaron la mente de la joven: «Pensé que mi carrera culminaría, pero gracias a mi esfuerzo y el de mis seres allegados me mantuve», revela.
El amor de su familia por el karate no conoce fronteras y comenzaron entrenamientos a distancia: «A ellos, en general, les debo lo que soy hasta la actualidad y lo que he logrado en mi trayectoria», recalca.
«¡Empezamos a entrenar por videollamada! Algo que a veces nadie cree y se sorprenden cuando se enteran que soy campeona nacional y me preparé a través de un teléfono. No lo creen posible pero así fue. Mi papá me dirigía los entrenamientos por videollamadas», confiesa con una mezcla de emoción, incredulidad y gratitud.
Shaila recuerda que su hermano hacía los asaltos, mientras su madre le lanzaba palos de goma en los circuitos, se ponía para que ella aprendiera a hacer dachi y le ayudaba a alcanzar una mejor versión técnica de las katas.
Pero cuando se recuperaba del primer golpe, la vida se ensañó. Quien había sido su motivación para practicar karate, partía a inspirarla desde el lejano cielo: «Mi hermano nunca me dejó sola. Él era mi apoyo y mi compañero de entrenamientos. Necesité mucha preparación psicológica producto de su pérdida y cosas que me pasaron y afectaron mi concentración, motivación y estado de ánimo», relata.
Aquella niña, de la que el mundo dudaba y le recomendaba las zapatillas en lugar de los guantes, hoy es la protagonista de una gran historia de superación que la ha convertido en la karateca de la categoría juvenil más destacada de una Isla de 9 millones de personas.
Pasos de campeona
Aunque asistía como invitada a los entrenamientos de la selección nacional, fue en agosto de este año que se hizo miembro oficial. ¡Otro paso en su trayectoria! Bajo la tutela de los entrenadores Landy Ruiz Acosta y Yulisma Kindelán, la joven de 16 años se proyecta como una de las mayores promesas del karate-do cubano en los próximos años.
—¿Cuánto te ha aportado integrar el equipo nacional?
—Me ha enseñado mucho. Estoy conviviendo con personas más maduras y experimentadas que me pueden ayudar y orientar durante mi carrera deportiva. Los senséis son fundamentales. Ellos ahora se han vuelto un apoyo incondicional para mí, creyeron en mí cuando más pensaba que no podía conseguirlo. Me siento muy orgullosa y feliz de ser parte de la selección nacional de Cuba, con un excelente equipo y entrenadores.
—¿Cómo llevas la relación entre tu vida personal y la disciplina que exige este deporte?
—He sabido mantener las dos a la par. Llevo la docencia como debe ser y eso también influye en mi deporte para una mejor preparación a la hora de hablar, comentar o explicar algo en un futuro.
«Fuera del colchón mis actividades se centran en pasar la mayor parte del tiempo con mi familia y descansar todo lo posible para recuperarme al máximo de cara a la próxima sección de entrenamiento. Mi día a día gira en torno a eso. Para mí es fundamental el descanso».
—¿Qué objetivos tienes a corto y largo plazo?
—Mi mayor meta es ser campeona internacional. Quiero demostrar lo que soy en mi país, pero también fuera de él. Después de cada meta que cumpla, habrá otra que me faltará por lograr. Nunca estaré conforme con ningún resultado, siempre hay algo que mejorar.
Palmarés:
Oro en Kumité (-51 kg) en la 10ma. Copa San Miguel del Padrón (2022).
Ocho títulos y dos platas en Juegos Escolares Nacionales (2022 - 2024). Elegida atleta más técnica y miembro del cuadro de honor.
Dos oros y una plata en Campeonato Nacional Juvenil (2025). Atleta más técnica y Mejor Atleta Juvenil de Kumité.
Bronce en el 2do. Desafío Abierto de La Habana (2025).