El joven licenciado en bioanálisis químico trabajará en el nuevo laboratorio de biología molecular en Isla de la Juventud. Autor: Roberto Díaz Martorell Publicado: 22/03/2021 | 03:30 pm
Para Junior Pineda Aguilar, licenciado en Bioanálisis químico del Centro municipal de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CHEM), el tiempo de preparación en el Instituto Pedro Kouri (IPK) fue, además de instructivo, inspirador.
«Agradecido del conocimiento sobre tecnología y la teórica que recibimos… pero lo que más me impresionó fue ver la entrega y abnegación de todos los que trabajan en los laboratorios, especialmente en el IPK. En ese momento llegaban a esa institución muestras de todo el país, todavía no se ponían en marcha algunos laboratorios de provincias que hoy procesan sus propios exámenes y fue impresionante ver la dinámica, la disciplina y la responsabilidad con que trabajaban, fue inspirador», expresó.
«Durante el curso aprendimos mucho sobre el coronavirus, algo nuevo para mí dentro de la Microbiología, porque yo nunca la había trabajado a escala molecular, y fue muy bueno porque nos centramos fundamentalmente en la COVID-19», dijo.
Junto al joven pinero, recibieron preparación especialistas de las provincias de Matanzas, Holguín, Sancti Spíritus y otras, a quienes entrenaron para trabajar en sus laboratorios para el procesamiento de PCR en tiempo real.
«Recibimos clases teóricas y prácticas sobre los procesos de análisis, bioseguridad e higiene, características del virus, temas de Virología centrada en el SARS-CoV-2… Aprendimos a ponernos los trajes, el uso adecuado del nasobuco, la manipulación de los medios de protección como la careta, máscara facial, los guantes; a utilizar los equipos para el procesamiento de las muestras…
«El laboratorio de Biología Molecular está conformado por tres departamentos que son: extracción del ARN, Mezcla y PCR, nosotros rotamos por cada uno de ellos. Los equipos realizan todo el proceso de manera automática y lo que hacemos es preparar las soluciones, los reactivos, las mezclas, los buffer que el equipo se encarga de procesar.
Junior durante la numeración y empaquetamiento de muestras en Isla de la Juventud para enviarlas al IPK. Foto: Roberto Díaz Martorell.
«Se hizo mucho énfasis en que aprendiéramos bien a clasificar las muestras, acomodarlas en el equipo, enumerarlas de manera consecutiva con claridad en el área de salud ya que ese dato aporta a las estadísticas de cada territorio. En fin, todo lo necesario para que, cuando se inaugure el laboratorio en Isla de la Juventud, podamos operar con la mayor eficiencia y precisión posible», acotó.
«Hoy me siento más preparado para asumir esa responsabilidad una vez que nuestro laboratorio entre en funcionamiento, aunque siempre queda mucho por aprender. Para mí fue muy fructífero ese curso, sobre todo por el impacto que tendrá aquí, ya que hoy se espera de 48 a 72 horas por un resultado de PCR y eso genera estrés en las personas y en los pacientes.
«Hoy se toman las muestras en las áreas de salud, nosotros las recibimos en el CHEM, las enumeramos, empaquetamos en los transporte establecidos y las enviamos vía aérea hacia el IPK en La Habana para su procesamiento, todo eso con mucho cuidado para no contagiarnos», explicó.
«Con este laboratorio de Biología Molecular en Isla de la Juventud vamos a ganar, en primer lugar, en el tiempo de respuesta, y en segundo, que no solo aportará a los procesos de detección de la COVID-19, sino que también, en un futuro, estará disponible para el diagnóstico de otras patologías», comentó.
Junior asegura que a pesar de las muchas horas de trabajo, su poco tiempo libre lo dedica a estar en casa con su mamá: «Salgo lo necesario. A veces hago ejercicios, pero soy muy hogareño», afirma, y sugiere a las personas que sean responsables y conscientes de los peligros de la COVID-19 para el país y el mundo.
«Este virus mata. Para las necesidades que tenemos siempre se pueden encontrar soluciones, pero perder la vida no debe ser una opción», apuntó.