«Si las mujeres construyen, cómo no vamos a poder mantener el orden en los barrios», asegura la primer teniente Evelyn Blanco Cadalzo, al frente del sector No. 102, en el Centro Urbano José Martí Autor: José Ángel Morales Publicado: 18/07/2020 | 10:24 am
SANTIAGO DE CUBA. Desde hace ocho años, los días de la joven primer teniente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), Evelyn Blanco Cadalzo, tienen la duración de la entrega, la impronta del sentido del deber.
Es ese justo el tiempo desde que egresó de la antigua universidad del Ministerio del Interior (Minint) Hermanos Marañón, como licenciada en Derecho especializada en Seguridad Pública, y desde entonces se desempeña como jefa del Sector 102 de la Primera Estación, popularmente conocida como Micro Nueve, en el centro urbano José Martí.
Tiene bajo su jurisdicción los Bloques A y B del Consejo Popular José Martí Sur, comunidad donde nació y ha vivido durante sus 27 años de edad, zona que, si bien no es complicada en cuanto a potencial delictivo, sí es receptora de malhechores procedentes de otros sitios de la ciudad que se trasladan hasta allí para cometer infracciones y delitos, como el robo con fuerza y robo con violencia.
Preservar el orden en el lugar donde naciste, donde tienes tus amigos y todo el mundo te conoce puede ser difícil si no tienes claro que cuando el deber entra en juego, es lo primero que se debe mantener: «Hay que tener carácter, fijar bien los límites y demostrar que las cosas mal hechas no deben ser bien vistas por nadie en ninguna parte del mundo».
A principios de año, esta novel integrante de la PNR, demostró su arrojo y talla profesional al involucrarse en lo que se pudiera considerar como el caso más connotado en que ha tomado parte: la captura de un violador prófugo, al que debió proteger de una multitud enardecida sin más escudo que su propio cuerpo.
Horas antes, como parte de su trabajo operativo, se enteró de la ocurrencia en su consejo popular del repudiable acto contra una niña de ocho años, y su primer pensamiento confiesa fue para su hija de tres años, Hasly Emely Estiven Blanco. Hasta llegó a pensar lo que le haría a ese monstruo si lo tuviera delante en ese momento.
Después el azar le propició la oportunidad de apoyar a su compañero al frente de las investigaciones del caso, el primer suboficial Luis Salmón Borrero, y tras un largo rato de persecución, cuando encontró al infractor en medio de una muchedumbre que intentaba lincharlo, reaccionó según le enseñaron en las filas de la Policía cubana y lo sacó de allí a riesgo de su propia vida, protegiéndolo hasta que pudo conducirlo.
«En ese momento sentí que mi deber era impedir que ese hombre fuera agredido. Cuba es un Estado de derecho y nadie puede tomarse la justicia por su mano; para eso está la Ley», recalca.
La rutina diaria de Evelyn sabe de comienzos, pero nunca del horario de regreso, y menos de lo que le deparará cada jornada: «Sabes que empiezas a trabajar a las 8:00 de la mañana, el resto lo dicta cada día. A veces piensas: hoy voy a hacer una comidita en casa… y al final no puedes porque hay que hacer un registro, un operativo, o te llega una información que tienes que enfrentar de inmediato. Por eso agradezco tanto el apoyo de mi esposo y de toda mi familia, sobre todo en el cuidado de la niña».
Es común verla corrigiendo, explicando, orientando, previniendo lo mismo en su oficina, en el bloque J del distrito José Martí, o en el área para trabajadores por cuenta propia aledaña al centro Comercial del bloque B, la cual considera su «zona roja» porque todos tienen licencia, pero algunos persisten en la venta de productos industriales que constituyen ilegalidades.
Quien la observa se da cuenta de que sabe ser firme, enérgica, sin perder la ternura, y en su andar se respira la autoridad y el respeto que ha sabido ganarse con su desempeño cotidiano.
«El trabajo del jefe de sector es muy gratificante. Al principio puede ser engorroso, pero ya después que lo organizas y conoces a los factores de la comunidad, te das cuenta de que está entre las mejores especialidades del Minint, porque te permite comunicarte con las personas».
Heroínas del día a día
La experiencia de la primer teniente Evelyn Blanco Cadalzo no es única en Santiago de Cuba, donde 17 mujeres, en su mayoría jóvenes, se desempeñan como jefas de sector en las estaciones de la PNR.
Ser mujer y estar al frente de un sector para nada implica limitaciones añadidas, insiste Evelyn Blanco. «Antes se veía como algo tosco, pero ya no; hoy las personas de la comunidad lo aceptan, lo toman como algo normal, que podemos desempeñar con éxito. Si las mujeres pueden construir, cómo no vamos a poder mantener el orden en los barrios. Todo está en el corazón y la entrega que usted le ponga; así se gana el respeto».
Sin embargo, aún hay escollos que superar en la experiencia de la primer teniente Gretchen Pérez Delgado, jefa de sector en el consejo popular 30 de Noviembre, quien sale todos los días a combatir las ilegalidades en una zona plagada de muchos e importantes objetivos económicos y una población muy diversa.
«Cada jornada entraña complejidades. A veces las personas en la calle piensan que como eres mujer no vas a cumplir con tu trabajo y tratan de menospreciarte. Nosotras hemos demostrado que podemos realizar esta labor, y de hecho lo hacemos con la misma calidad que los hombres», insiste esta enérgica muchacha, madre de una pequeña de dos años.
Para la primer teniente Tamara García Cala, jefa del sector No. 62, en la comunidad PetrocasasSalaíto, del Centro Urbano Abel Santamaría, sin el apoyo de la familia hubiera sido imposible sacar adelante el trabajo durante sus dos años y medio de servicio.
Igual piensa la teniente Reyna Nápoles Fabré, al frente del Sector 55, que abarca el área de San Juan. Sus dos hijos y su esposo han sido puntales en su desempeño. Con 29 años de servicio dentro de las FAR y el Minint, ella camina sin miedo a cualquier hora en su territorio: «Ser policía es mi orgullo, y me gusta mucho el trabajo como jefa del sector porque en él cada día uno aprende sobre el ser humano y su desempeño social.
«Trato de hacer cumplir lo establecido, pero siempre llegándoles a las personas. Todos los días me levanto a las 5:00 de la mañana para estar temprano en mi zona y lo primero que hago es visitar a los factores de la comunidad, interesarme por la reinserción social de algunos que, por ejemplo, están en libertad condicional. Explicar, dar argumentos, son claves para lograr la transformación de las personas, enfatiza Nápoles Fabré.
Durante los últimos tres meses los rigores del enfrentamiento a la COVID-19 en las barriadas sumaron nuevas tareas para estas heroínas comunitarias. Por más de diez horas se arriesgó a un contagio la primera suboficial Yenis Pereira Batista, jefa de sector en el reparto Abel Santamaría, hasta lograr trasladar al hospital un caso sospechoso de portar el SARS-CoV-2.
«Habitualmente —relata— permanezco más en el trabajo que en mi casa, y en esta situación sanitaria he estado casi siempre en el Sector, caminando la zona, visitando a familias y verificando que se cumplan las medidas. Al ver que pudimos contener la epidemia, sin confiarnos, nos reconforta saber que valió la pena tanto esfuerzo».
Esa satisfacción es también la que se palpa en muchas comunidades santiagueras, y de otras provincias, donde la población vive confiada su cotidianidad porque saben que mujeres y hombres de la talla de las entrevistadas defienden el orden y la tranquilidad ciudadana en sus barrios y calles.