Fidel, en uno de sus habituales recorridos por Pinar del Río cuando la región era afectada por los ciclones. Autor: Archivo de JR Publicado: 21/09/2017 | 07:04 pm
PINAR DEL RÍO.— Los pinareños poseen a fuerza de golpes una cultura creada en materia de enfrentamiento a huracanes. Esta región, como ninguna otra en el país, ha sido centro del embate de los más fuertes organismos tropicales.
Por eso, cuando Irma está sobre Cuba, no es difícil encontrar a más de un vueltabajero garantizando hipoclorito de sodio, madera y clavos para asegurar las ventanas y reforzando alguna que otra cubierta ligera en los hogares.
Lo más importante es ser disciplinado, lo saben los hombres y mujeres de esta tierra, quienes desde el año 1990 han sido afectados por cuatro huracanes de forma directa y por otros siete indirectamente.
Sobre esta experiencia en el occidente de la Isla, JR conversó con el máster en Ciencias Meteorológicas y jefe del Centro de Pronósticos en la provincia, Alfredo Victorero Hernández.
«Es cierto que hemos tenido una experiencia forzada en cuanto a enfrentamiento a temporadas ciclónicas, tanto activas como no activas. Siempre cuando hablamos de huracanes decimos que no importa si toca o no tierra, las afectaciones pueden ser grandes aun cuando se alejen un poco. Por eso la importancia de estar informados».
Al referirse a grandes sistemas que han llegado hasta el territorio, Victorero recuerda a Isidore y Lili, los que a inicios de los 2000 impactaron fuertemente la zona oeste de la provincia.
De igual forma rememora los días de vigilancia por Gustav en 2008, el único huracán categoría 5 que ha llegado hasta Pinar del Río: «Tenemos la amarga experiencia y bonita también en cuanto a materia meteorológica para los que estudian el tema, de Gustav; un huracán categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, que dejó una huella profunda en la cronología de ciclones tropicales para la Cuenca del Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México, con una racha registrada de 340 kilómetros por hora, y 250 de máximos sostenidos.
«Prácticamente pasó por encima de nuestra estación meteorológica en Paso Real de San Diego, y el contacto con nuestros observadores en la estación estuvo hasta que la afectación fue inminente y el viento derrumbó un instrumento meteorológico ubicado en el techo. Pudimos notar en la voz de esos compañeros el sobresalto, se estaban protegiendo debajo de una meseta y el sonido del viento se escuchaba también.
«Otro bien fuerte fue Wilma, que dejó su huella aquí de forma indirecta; estuvo por el Mar Caribe occidental, pasó por el Golfo de México y dejó daños considerables. La cayería norte de Pinar del Río, donde se incluye Cayo Levisa, fue tapada completamente por las inundaciones que provocó.
«Hemos tenido también organismos como Isidore y Lili, que son de los que más se mencionan. Hubo sistemas como Iván, que pasó por fuera casi tangente al Cabo de San Antonio, y que también dejó daños grandes en la parte centro occidental de la provincia.
«Uno tiene que tener en cuenta que no es solo el viento el elemento que más afecta en estos casos, hay sistemas menos intensos como depresiones tropicales que traen afectaciones severas por la magnitud de la nubosidad y las lluvias».
—¿Cómo podemos traducir o imaginar que un huracán tenga vientos de 340 kilómetros por hora?
—Piensa que vas a 340 kilómetros por hora en un carro e impactas contra una pared, así se traduce en el argot popular. Ese viento viaja a una velocidad de 340 kilómetros y choca con una superficie que puede ser una pared, una casa, una ventana.
«Muy pocas personas en el mundo han vivido esa experiencia de estar en un área donde hay un fluido moviéndose a 340 kilómetros, en este caso el fluido es el viento, y en dependencia de la característica de la infraestructura podrá o no resistir el impacto».
—¿Cómo ha sido la labor del Centro de Pronósticos de conjunto con la Defensa Civil en la preparación de la población en Vueltabajo?
—Nuestro Instituto de Meteorología, de conjunto con la Defensa Civil a nivel nacional, tiene bien concebido un sistema de aviso a la población en función de las diferentes fases. Cuando un organismo alcanza la zona de vigilancia reforzada, que es la que comprende desde el arco de las Antillas hasta el Golfo de México, se exige una mayor información en cuanto a lo que está ocurriendo.
«Ha habido en la provincia una intención marcada de que la población adquiera una preparación meteorológica. Desde la enseñanza primaria en círculos de interés, los ejercicios Meteoro, la emisión de boletines especiales, se brinda el parte del tiempo en diferentes espacios informativos, todas ellas son acciones que han permitido elevar la cultura de las personas en este sentido, y la percepción del riesgo que poseen es elevada. Es gracias a ello que hoy somos más conscientes y disciplinados, por eso el país ha adquirido un prestigio a nivel mundial».
—¿Cómo cree que ha quedado en la memoria histórica de los pinareños el azote de los huracanes?
—Cada persona tiene su vivencia propia. Wilma, Isidore, Lili, Gustav… todos dejaron daños importantes en la agricultura, en el fondo habitacional. Después en los recorridos uno ve al campesino que perdió el tabaco, la siembra, al otro al que se le afectó un cultivo, la casa, pero la gente siempre demuestra, a pesar de la tristeza, su confianza en el país, y su gratitud por haber preservado la vida.
«Tuve la experiencia cuando nos visitó el Comandante Fidel Castro en el 2005. Dijo que lo principal era la vida humana.
«Desde el Centro, el trabajo operativo cuando un sistema alcanza la zona de vigilancia reforzada o la de máxima alerta, que es la que comprende desde República Dominicana hasta el Golfo de México, se movilizan todos los centros en las provincias. Nosotros establecemos turnos de trabajo, y estamos alertas todo el tiempo.
«Los especialistas nuestros han ido a otras provincias a exponer sus experiencias en materia de huracanes, como también nosotros tenemos que ir a Santiago, por ejemplo, a tomar experiencia en materia sísmica.
«El sistema meteorológico es único, uno solo, y se trabaja muy bien en nuestro país, con el mismo manual de procedimientos, la misma preparación, lo que la mayor experiencia la tiene Pinar de Río. Si queremos transmitir o recomendar alguna práctica es mantener la vigilancia constante del tiempo, si eso se hace, las cosas salen bien».
En la actualidad, los especialistas del Centro Meteorológico señalan que hace más de 50 años ningún huracán afecta de manera directa la cabecera provincial, o sea, la zona residencial más antigua y una de las de mayor fondo poblacional de Pinar del Río.
La mayoría de los organismos que hasta aquí han llegado lo han hecho por las zonas periféricas o por los municipios donde existe una menor concentración de viviendas que en la ciudad principal y en los que predominan las áreas naturales.
Es por ello, que hoy, cuando el país entero está despierto, vigilando a Irma, los pinareños se mantienen alertas; las trayectorias equívocas, los rumbos inusuales e inesperados, contra todo pronóstico, han ocurrido más de una vez.
En cada casa las mochilas están listas; los vecinos más cercanos, prestos a ayudar; cada televisor y radio encendidos; porque estar informado es el primer paso para mitigar el impacto.
Se alista Pinar
PINAR DEL RÍO.— Los pinareños se preparan para minimizar los daños que pudieran provocar a la provincia las lluvias asociadas al huracán Irma. Las medidas preventivas y de organización se intensifican desde que fuera decretada la fase informativa para el occidental territorio.
Según explicó el teniente coronel Noel Lozano Martínez, jefe del órgano de la Defensa Civil en Pinar del Río, en la actualidad son puntualizados los planes de reducción de desastres que existen en cada localidad, conformados a partir de los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo.
Hasta el momento se toman las medidas para mantener la vigilancia sobre las zonas proclives a inundaciones por intensas lluvias o penetración del mar, puesto que los embalses de la provincia se encuentran a un 83 por ciento de su capacidad de llenado, y de los 24 existentes, ocho están vertiendo.
De igual forma, Eva Julia Caraballo, delegada de Recursos Hidráulicos, informó que hay una saturación de los suelos, por ser septiembre el mes más lluvioso del año, según apuntan datos históricos.
Ernesto Barreto Castillo, vicepresidente del Consejo de Defensa Provincial, llamó a hacer un uso racional de los recursos, estar atentos a las penetraciones en la costa norte, y revisar lo establecido para intensas lluvias.