La Cueva de Gran Caverna es un inmenso monumento a la Naturaleza. Autor: Eduado Labrada Rodríguez Publicado: 21/09/2017 | 06:57 pm
Camagüey.- Los miembros del Grupo de Estudios Geográficos, Espeleológicos y Medio Ambientales (Gegem), de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC), de este territorio, establecieron campamentos de trabajo en el entorno de la Cueva de Gran Caverna, para retomar investigaciones científicas, iniciadas a finales de la primera mitad del siglo pasado, que nutren el capítulo especial dedicado a la paleontología, en esta geografía cubana.
Así lo dio a conocer Eduardo Labrada Rodríguez, delegado de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, en esta ciudad, quien aseguró a Juventud Rebelde que durante el pasado año, los especialistas del Gegem desarrollaron una nueva expedición, la cual, junto al levantamiento cartográfico del antro y de su reconocimiento general, localizó evidencias de la fauna y el paleoclima del Cuaternario depositadas en la espelunca.
Aseveró el especialista Labrada que, en distintos momentos, la atracción cavernaria de gran belleza natural, ubicada en las colindancias de los municipios de Sierra de Cubitas y Esmeralda, ha sido objeto de estudios similares.
Valoró además que la diferencia mayor entre los animales extintos y los actuales se establece especialmente en los mamíferos.
La Cueva de Gran Caverna es un inmenso monumento a la Naturaleza. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
«Los fósiles encontrados prueban que el grupo de animales lo integraban numerosas jutías, monos y perezosos que oscilaban en su tamaño. Los había desde pequeños y no mayor a un gato doméstico, hasta grandes y pesados como los Megalocnus —género extinto de animales terrestres que habitó en las grandes Antillas en el Pleistoseno y que llegaron a pesar hasta más de 90 Kg», alegó.
Dijo además que los restos prehistóricos hallados se encuentran en tres zonas del área subterránea del sistema cavernario. «Dos de ellos –insistió- en sitios relativamente próximos a las entradas de Gran Caverna, y el tercero, en un gran salón de su nivel inferior.
La belleza del sitial cavernario se observa desde que se llega a las aberturas de sus múltiples entradas. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
En esta última zona –apuntó- se presupone que los animales cayeron al fondo de la depresión y no pudieron salir, pero los de las áreas cercanas a las aberturas de la espelunca fenecieron por causas desconocidas. El misterio encuentra luces en las huellas de largos rasguños que se conservan en las paredes del sitio donde yacen.
«En ambos casos los restos conservados lo evidencian», aseveró.
«Hasta ahora los fósiles proceden de grandes mamíferos herbívoros o depredadores. Criterio que se sustenta en la potente dentadura perteneciente a uno de los ejemplares encontrados», acentuó.
Los especialistas del Gegem desarrollaron una expedición, la cual, junto al levantamiento cartográfico y el reconocimiento general, localizó evidencias de la fauna y el paleoclima de la Cuaternaria depositada en la espelunca. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
Reveló además que en una muy reciente excavación se registraron en los estratos de este sistema cavernario una sucesión de sequías e incendios, a la vez que posteriores temporadas de lluvias intensas, las que originaron cambios climáticos que permitieron la rehabilitación del bosque; deteriorado por el fuego y el estrés hídrico, y de la fauna de todo el entorno, en especial moluscos, aves y reptiles.
Gran Caverna sin duda alguna –sostuvo Eduardo Labrada- es un inmenso monumento a la Naturaleza, que se extiende irregularmente de forma horizontal, a través de más de dos kilómetros de galerías y salones, y se abre al exterior en grandes dolinas, como la de Hoyo del Chichicate o Dolina Camagüey; mayor depresión de su tipo conocida en la espeleología de esta región centro-oriental.
El especialista aseguró que los primeros restos fósiles de la megafauna antillana hallados en la extensa llanura agramontina, «se localizaron, a mediados de la década de 1950, precisamente en Gran Caverna», cueva ubicada con exactitud, al occidente de la Sierra de Cubitas y a poca distancia del río Jigüey, en Esmeralda.
Durante el presente calendario -enfatizó- los espeleólogos de la extensa llanura agramontina volverán al Parque Jurásico de Gran Caverna, para continuar develando sus misterios geológicos.
La Cueva de Gran Caverna se extiende irregularmente de forma horizontal, a través de más de dos kilómetros de galerías y salones. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
«En aquellas exploraciones y en ese mismo entorno -dijo- se encontraron restos de ejemplares como aves zancudas -tipo de ave de patas largas- y mamíferos de menor talla que los Megalocnus o perezoso grande», enfatizó.
Subrayó que, aunque las investigaciones científicas de entonces se interrumpieron por diversos factores, durante unas seis décadas, se realizó una efímera, en la década del ´70 del pasado siglo, en la que participaron científicos cubanos, rusos y polacos.
«En esta última –confirmó- se hallaron un par de cuevas a poca distancia de Gran Caverna; ambas de ricos reservorios de fósiles, de aves y mamíferos».
Aseguró Labrada -miembro además del Gegem- que «entre los fósiles detectados se distinguió una lechuza gigante, primer reporte de su tipo en el centro este del país, hasta la actualidad».
«Por milenios y hasta el presente –reafirmó- Gran Caverna ha sido refugio de la fauna del entorno y algunas especies le han ocupado de forma permanente. El tesoro cavernario es fuente natural y originaria de vida, que aún hay que continuar investigando», certificó.
Afirmó que aún no concluyen los estudios de los estratos depositados en la Cueva de Gran Caverna, los cuales evidencian lo ocurrido en esta región hace diez mil años, en momentos en que el archipiélago cubano, tal como lo conocemos hoy, comenzaba a tomar forma.
Eduardo Labrada Rodríguez, delegado de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, en Camagüey. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
Las investigaciones más recientes nutren el capítulo especial dedicado a la paleontología, en esta geografía cubana. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
Secuencia de restos de fósiles encontrados. Foto: Eduado Labrada Rodríguez
Los animales encontrados en las áreas cercanas a las aberturas de la espelunca fenecieron por causas desconocidas. Foto: Eduado Labrada Rodríguez