SANTIAGO DE CUBA.— La efectividad del uso de la hipnosis en el tratamiento eficaz de disímiles alteraciones de la salud y su aplicación en disciplinas como la cultura física, la acupuntura y la psicopedagogía, se ratificó en esta ciudad durante el IX Taller de Hipnosis Terapéutica y Técnicas Afines, Hipno-Santiago 2015.
Como ilustraron los trabajos presentados en el evento, este modelo de tratamiento contribuye hoy en hospitales y centros de salud mental del país, a la asistencia con éxito de personas con depresión, estrés, ansiedad, fobias, disfunciones sexuales, trastornos infantiles, del sueño, la alimentación y del aprendizaje, enfermedades dermatológicas y asma bronquial, entre otras.
La hipnoterapia, según trascendió en la cita, ha demostrado igualmente su eficacia en los últimos tiempos como un tratamiento adyuvante en el alivio del dolor. De ello se han beneficiado, por ejemplo, pacientes con neoplasias de pulmón, afección con incidencia nacional.
Los avances alcanzados por Cuba en el uso clínico de la hipnosis nutrieron las experiencias de unos 200 profesionales, entre ellos especialistas de Brasil, Panamá, Puerto Rico, Colombia, Uruguay, Alemania y México, quienes también expusieron sus investigaciones y resultados en Hipno-Santiago 2015.
Este evento —de carácter bienal y auspiciado por la Universidad de Ciencias Médicas, institución pionera y promotora de estas investigaciones, y la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud— mostró que lo conseguido en la práctica ha empezado a abrir los caminos a esta técnica, mitificada por muchos, pese a haber demostrado científicamente sus potencialidades.
La hipnosis es una técnica no invasiva, inocua y económica, dirigida a emplear las potencialidades del cerebro para revertir los cuadros patológicos y brindar herramientas a los pacientes con el propósito de asimilar mejor la vida.
La génesis de su uso en Cuba estuvo en la inquietud de un grupo de estudiantes del tercer año de la carrera de Medicina de la Universidad Médica santiaguera, encabezados por el profesor Alberto Cobián, que allá por 1992 empezaron a estudiar el poder de la mente y a utilizarlo en estudiantes con falta de concentración, ansiedad y otros trastornos.
Paulatinamente, y no sin pocos contratiempos, se ha ido extendiendo por todo el país hasta aplicarse con eficacia en el tratamiento de diversas patologías, situación que sugiere a las autoridades de Salud la posibilidad de institucionalizarla como terapéutica.