Ramón Hernández, conductor del ómnibus 775 de la ruta P-11. Autor: Adán Iglesias Publicado: 21/09/2017 | 05:48 pm
Justo en la parada de La Cabaña deparo en el «placer» de viajar en ómnibus: es más económico, vas escuchando música y además es un buen termómetro para medir los criterios de la sociedad. Pero lo que hoy vi sobrepasó mis expectativas.
El chofer estaba abajo. De la mano llevaba a un hombre. El paso es lento. Caminan en dirección al oficial de tránsito donde el «guagüero» hace el «trasbordo» del pálido pasajero, quien se fue en sentido contrario rumbo al Hospital Naval.
Ramón Hernández, conductor del carro 775 de la ruta P-11 (Alamar-Vedado), es el protagonista de esta historia.
«El hombre se desmayó, algo común con estos calores y la “molotera” de gente. Yo solo hice lo que cualquiera haría en mi lugar», comentó a Juventud Rebelde con naturalidad.
Intento conversar con él mientras trabaja. Nuestro diálogo transcurre entre la parada del Parque de la Fraternidad y la del Hospital Emergencias.
—¿Desde qué hora estás manejando?
—Desde las tres de la mañana. Esta es mi última vuelta (son las diez de la mañana).
—¿Cómo son tus días en la guagua?
—¡Candela! Hay que lidiar con muchas cosas y tienes que sobrellevarlas para no buscarte «problemas».
—La música relaja, ¿quién la escoge?
—Nosotros. Siempre pongo variado, romántico y salsa, el reguetón no, eso trae broncas.
—¿Cuál es el mejor momento?
——Aquí no hay momento suave. Estas en tensión desde que te levantas. Tienes que estar pendiente de los pasajeros, de la calle, del tráfico…
—¿Y los horarios más malos?
—Los «picos». De seis y media a nueve de la mañana y de tres de la tarde a siete de la noche, que son las horas en que la gente va a trabajar y regresa.
—¿Hay cortesía vial?
—Se ha perdido mucho.
—También pasa con los asientos para embarazadas…
—Está en dependencia de los pasajeros que viajan, a veces he tenido que parar y pedirlo en alta voz.
—¿Cuál es el principal requisito para ser chofer?
—La tranquilidad interior.
Quizá Ramón no tenga la dimensión de su gesto solidario. Sensibilizarse con el pasajero enfermo, llevarlo de la mano y confiárselo a otro en busca de una solución debería ser siempre una máxima. Mis felicitaciones para «El Caballero del P-11».
Aquí les dejo unas fotos de esta guagua y su chofer, Ramón Hernández, tomadas por nuestro caricaturista Adán: