Delegación cubana al Festival. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:42 pm
QUITO, Ecuador.— Quito se nos apareció como una ciudad de belleza peculiar, rodeada por elevaciones y picos gigantescos. Primero la avistamos con sorpresa desde lo alto, desde donde se divisaban inmensos volcanes, hasta aterrizar en una ciudad amurallada por montañas.
Poco después del amanecer de este viernes habíamos transitado más de 2 600 kilómetros de distancia entre La Habana y la capital ecuatoriana, y aterrizábamos a 2 830 metros sobre el nivel del mar, en el aeropuerto internacional Mariscal Sucre, ubicado en las afueras de la urbe.
Habían transcurrido poco más de tres horas y media desde nuestra salida de La Habana, donde se vivió una madrugada larga pero edificante, que unió dos días sin oportunidad para el descanso.
Atrás quedaba la historia de una noche, que no por estresante dejó de traer muchas alegrías. Hubo aplausos a la hora del despegue, también en el momento del descenso, ondear de banderas, chistes compartidos en alta voz, mofas cariñosas entre muchachos de diferentes provincias: que si los orientales, que si los pinareños, que los jóvenes de Cuba toda, que las causas que defenderemos, que el futuro del mundo y cómo podemos construirlo.
Pero también hubo cosquilleos en el estómago. La altura, el agotamiento acumulado y el susto propio de la primera vez sobre un avión, tensionaron por momentos la madrugada a bordo.
Tras las primeras impresiones, al llegar al nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, de esta ciudad, sobrevino la emoción y el abrazo amigo. Representantes del Partido Comunista de Ecuador y de la Juventud Comunista del país, junto a padres de estudiantes becados en Cuba, protagonizaron un cálido recibimiento en el que se evocó a grandes líderes de los movimientos de izquierda en América Latina y el mundo. No faltaron las voces por Fidel, el Che, Chávez y, por supuesto, el fallecido líder sudafricano Nelson Mandela.
Minutos después nos trasladamos hasta la villa donde se alojará la delegación criolla durante los días del festival, ubicada en la Universidad Politécnica Salesiana de Quito, un centro retirado de la ciudad, ideal para el descanso luego de varias horas en tensión.
Así llegaron los jóvenes cubanos a la tierra ecuatoriana para mostrar la Cuba de hoy, con la misma heterogeneidad, sencillez, y deseos de hacer y soñar.
Ver Infografía sobre la historia de los festivales mundiales de la juventud y los estudiantes