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Pregunta para la desmemoria

Quienes buscan dibujar una Cuba idílica y exitosa antes de 1959 deberían hacerse la misma interrogante que los asistentes a un diálogo de generaciones en el Centro de Estudios Martianos: ¿Por qué el Moncada?

Autor:

Yuniel Labacena Romero

La desmemoria puede ser muy peligrosa; tanto que un pueblo sin memoria puede llegar a convertirse en un pueblo sin historia. Por ello revolucionarios de varias generaciones se reunieron en el Centro de Estudios Martianos estimulados por una pregunta ¿Por qué el Moncada?

La interrogante se sitúa como un valladar frente a quienes intentan dibujar una Cuba idílica y próspera antes de 1959, para contraponerla al proyecto actual de la Revolución. Los que intentan trastocar la verdad nunca deberían olvidar las razones por las cuales la Generación del Centenario se abalanzó sobre los muros de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En el Centro de Estudios Martianos se abordó el complejo escenario de Cuba en los años 50 del pasado siglo, durante la dictadura de Fulgencio Batista, que precedieron a los asaltos a las mencionadas fortalezas militares.

Rubén Pérez, Anislus Santana y Yalianys Pérez, los investigadores más jóvenes del Centro, disertaron sobre la precaria situación económica, política y social del país en esa época y que Fidel examinó minuciosamente en su alegato La historia me absolverá.

En la Cuba de entonces más de un millón y medio de personas no habían aprobado ningún nivel de enseñanza; el 41,8 por ciento de las viviendas no disponían de electricidad, en las zonas rurales únicamente el tres por ciento disponían de inodoro interior, la esperanza de vida al nacer no superaba los 60 años, y numerosas enfermedades que ya ni se conocen en el país eran verdaderas epidemias.

El deterioro del nivel de vida de la población, la escasa atención médica, el desempleo, las precarias condiciones de la vivienda, el analfabetismo, la ausencia de industrialización y el problema de la tierra que vivieron nuestros padres y abuelos en esos años fueron analizados detalladamente por los jóvenes.

Con gráficos del Censo de Población y Viviendas de 1953 y de la Agrupación Católica Universitaria, imágenes y videos de la época ilustraron aquella etapa de nuestra historia recogida en el Programa del Moncada, con el propósito de hacer una Patria digna y libre, que hoy se perfecciona a partir de la actualización del modelo económico.

Marta Rojas, escritora y periodista cubana, testigo excepcional de los sucesos del 26 de Julio de 1953, afirmó que el Moncada fue expresión de la necesidad de cambiar el régimen que operaba en el país y la semilla que germinó luego del Primero de Enero de 1959, que se ha multiplicado en cientos de realizaciones de la Revolución.

Miembros de la Brigada de Instructores de Arte y del Instituto Técnico Militar José Martí, del Consejo Jóvenes Plaza Martiana, de la Sociedad Cultural que lleva el nombre del Apóstol, combatientes del 26 de Julio y estudiantes de la secundaria básica Fructoso Rodríguez rememoraron aquel pasado triste.

El Doctor Armando Hart, director de la Oficina del Programa Martiano, perteneciente a la Generación del Centenario y quien ha estimulado la idea de favorecer un diálogo entre los revolucionarios de su época y quienes deben llevar a la Revolución hacia el futuro, aseveró que para triunfar en este país es necesaria la cultura, fundamental en el desarrollo de la sociedad.

Así Hart invitó a reflexionar en un nuevo encuentro sobre este fenómeno y su significado, que constituye el fundamento «de la resistencia y de los éxitos de nuestro pueblo».

El diálogo, que guió la Doctora Ana Sánchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos, se inscribe como parte de las celebraciones por el aniversario 60 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

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