En la entrada del preuniversitario Francisco Vicente Aguilera los jóvenes y los menos jóvenes pueden disfrutar de creaciones singulares. Autor: Osviel Castro Medel Publicado: 21/09/2017 | 05:11 pm
BAYAMO, Granma.— Tienen estaturas «monstruosas»; sin embargo, ninguna muerde. Pesan hasta ocho toneladas, pero pueden transfigurarse en delicadas siluetas de mujer.
Están diseminadas por toda la ciudad; algunas en la misma entrada, como si le vigilaran la belleza. Son, en total, 42 esculturas de «piedra», talladas en tiempo increíble con un esfuerzo que pocos saben calcular.
No hay otro sitio del país que en los últimos tiempos haya visto tanto mármol convertido en monumento. Precisamente en la Ciudad Monumento.
¡Cuánto hay que horadar y carcomer en la roca para terminar una de estas estatuas admirables! ¡Cuánta mandarria y cincel tienen que dar sus creadores para hacer que la piedra «hable» y se «mueva»!
Los artistas —de varias provincias cubanas— pasan de 25 a 30 días en faena después desde que llegan los gigantescos bloques procedentes de las canteras. Comienzan los cortes con unas máquinas que emplean punta de diamante con «centro deprimido» y luego les dan forma a las piezas, las pegan con resina especial y las perfeccionan cuidadosa y milimétricamente.
Ellos mismos, los autores, guían el «izaje» de las esculturas y la manera de acomodarlas entre maderas y cajas de cartón para que no se partan. Organizan, incluso, el no menos complicado «desembarco» en tierra. Lo más curioso es que de todas solo una ha sufrido quiebres en la transportación durante estos años.
Luis Varela Santiesteban, profesor en la Academia de Artes Plásticas Oswaldo Guayasamín, de Bayamo, conoce el nombre de cada una, su peso, su creador y su fecha de colocación. Por eso casi les habla, las halaga y arrulla como si fuesen hijas.
«Desde que se situaron en distintos puntos, la ciudad no es la misma; ha crecido espiritualmente y ha embellecido sus espacios públicos. Y los vecinos también son diferentes porque han ganado en apreciación estética», dice orgulloso.
Las primeras estructuras se levantaron hace diez años, durante el I Simposio de Escultura Ambiental Rita Longa, que tuvo carácter internacional y reunió a artistas de Egipto, España, Argentina, Italia y Cuba. Desde entonces se han celebrado otros tres eventos —aunque con rango nacional— (en 2006, 2008 y 2010) y durante cada uno Bayamo ha visto cómo le nacen figuras originalísimas, como la situada en el parque Mairena del Alcor, en la que mármol y chatarra se fundieron de manera fabulosa. Hoy, además de estas 42 piezas, existen otras 17 en Manzanillo.
La de menos peso tiene cuatro toneladas, está enclavada cerca del complejo cultural Vegas del Río Bayamo (conocido popularmente como Chapuzón) y fue realizada por el artista tunero de 20 años Leandro Ocano. La más «corpulenta» es de 8,4 toneladas, se encuentra frente a la televisora granmense CNC y la diseñó Rafael Consuegra, premio nacional de Escultura de Pequeño Formato (1992) y profesor de la Academia de San Alejandro, en la capital.
Precisamente él, durante el último simposio, reconoció que «la selección entre los proyectos en concurso es cada vez más exigente, y sorprende la cantidad de artistas jóvenes que se incorporan con propuestas muy competentes». Y agregó que «esta es una oportunidad para el intercambio a pie de obra y es, además, escuela, porque reúne a profesionales y alumnos en el polvo y el ruido de máquinas y cinceles».
Otro aspecto llamativo es que los artistas, desinteresadamente, han cobrado apenas el cinco por ciento por sus obras, valoradas, según Luis Varela, en «30 000 pesos en moneda convertible cada una».
«Ellos han devengado un precio simbólico por sus obras. Bayamo agradece mucho la actitud de ellos; ha sido incomparable. Y también les debemos gratitud a la Empresa de Mármoles Granma y a CODEMA (Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental), que ha auspiciado cada evento».
Para 2012, fecha tentativa del próximo simposio, palpitan los sueños de llevar las esculturas más allá de las dos principales ciudades de Granma. Ojalá puedan cumplirse para que otros puedan constatar cómo una mole rocosa puede convertirse, mágicamente, en mil formas que hablan.
Creadores
Entre los artistas que han «sembrado» sus obras en Granma están Tomás Núñez, Argelio Cobiella, Aramís Justiz, Luis Silva, José Miguel Díaz, Julio César Pérez, Rolando Vázquez y Pedro Pulido, entre otros. Durante los simposios todos han diseñado y esculpido a la vez sus obras, algo que no sucede frecuentemente en otras creaciones de este tipo. Uno de los impulsores iniciales de estas estructuras fue el Comandante de la Revolución Juan Almeida, a quien le llamó la atención que en Granma, y especialmente en Bayamo, existieran pocas esculturas ambientales.