Foto: Milagros Hidalgo CIENFUEGOS.— Por su ajetreo constante, solo guarda comparación posible con una hormiguita que, de aquí para allá, recolecta provisiones para el invierno. Lo que ocurre es que ella recoge alimento para el alma, también a largo plazo, como los miembros de la emprendedora colonia.
Maridé Fernández López, joven de 29 años, miembro del Buró Provincial de la UJC de Cienfuegos, ya de niña tenía madera de cuadro.
Jefa de destacamento y colectivo en las escuelas primarias y secundarias donde estudiara, pionera Abanderada del 2000 en noveno grado, presidenta de la FEEM en Cienfuegos, con solo 20 años se convirtió en la diputada más joven de la provincia (y una de las más jóvenes del país también) a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
—¿Pertenecer al Parlamento cubano siendo apenas adolescente influyó en tu vida posterior como dirigente?
—Indudablemente... La experiencia me preparó para afrontar cualquier reto. Yo había sido delegada de circunscripción, pero compartir escenario con las figuras más importantes de mi país constituyó una forja.
—Estudiaste Derecho y Contrainteligencia. Ahora diriges la UJC y no ejerces lo estudiado. ¿No te dolió abandonar tu universo soñado?
—Siempre duele, porque se trata de estamparle un giro de 180 grados a tu existencia y dedicarte a otra tarea, en la cual sabes cuándo entras pero nunca cuándo saldrás. Pero pesa más saber que actuaste de manera correcta.
—¿Cuáles atributos admiras en un dirigente juvenil?
—La consagración al trabajo, la preparación y el sacrificio.
—¿Qué has sacrificado tú?
—Familia, casa, horas de descanso, disfrute personal...
—Descríbeme un día normal de trabajo para ti.
—Transcurre de 7:30 de la mañana a nueve de la noche e incluye participar en la base, en los comités de la Juventud, interactuar con los centros más importantes de la provincia, vincularme directamente con los jóvenes, intervenir en reuniones de diversas características...
«Insertarme de a lleno —como cualquiera de los otros miembros del Buró, cuadros y jóvenes del sitio que fuere— en los Programas de la Revolución, hacer trabajo voluntario y otras tareas.
—¿Y es necesario extender la jornada laboral a la noche?
—Eso depende de la consagración que uno tenga. Hay cosas que deben realizarse después de las cinco de la tarde. En mi caso, me reúno con los secretariados de la FEEM y la FEU, visito las residencias estudiantiles y compruebo el estado de la recreación, por ejemplo.
«Escribir un informe por el día es muy difícil, a causa del teléfono y las constantes interrupciones que impiden la concentración. Durante la noche el ritmo de trabajo baja: hay muchas menos llamadas porque las personas no te creen aún en la oficina. Todos en el Buró somos así».
—¿Y qué tiempo le dedicas a tu niña?
—No todo el que quisiera. Esas son de las cosas que uno lleva dentro con cierto pesar. Cuando hay algún domingo libre llevo a Mariángel al parque de diversiones o voy a casa de algunas amistades. A mi abuela Alicia le debo básicamente el cuidado de mi niña desde que nació.
—¿En qué o en quiénes te inspiras para alcanzar esa capacidad de entrega?
—Mi inspiración, desde siempre, ha sido Fidel, quien ha sacrificado toda su vida por su pueblo. Mujeres como Celia y Tania la Guerrillera son mis paradigmas femeninos.
—Eres hiperactiva, rasgo que algunos asocian con determinada disfunción. ¿Lo crees tú?
—Se puede ser hiperactivo, pero no loco... Una se empeña en lograr que el grupo de personas que nos rodea pueda hacer lo que una hace: formar un equipo de trabajo es algo difícil.
«Hay quienes dicen que yo soy solar: que me cargo con el sol, porque es todo el día pensando en algo diferente. Creo, sin embargo, que sin la existencia de un mecanismo de transmisión con la base, sin la comunicación con otros, eso sería poco: Que la gente te siga es lo importante».