Querido Raúl:Pueblo cubano:
Hoy es un día feliz para los niños y jóvenes cubanos por varias razones. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias celebran sus 50 años de creadas y usted, querido Comandante, festeja junto a nosotros, sus 80 años de vida. Pero además de ser un día de festejos, es también un día de reflexión, de fe, de resistencia, de compromiso y de confianza en el futuro.
Es un día para recordar el largo y glorioso camino recorrido por un pueblo que no temió enfrentar un destino histórico. Es un día para jurar fidelidad infinita a los valores y los ideales por los que nos hemos mantenido inclaudicables ante la amenaza permanente del más poderoso imperio que haya existido.
Aquí, en Cuba, las Fuerzas Armadas no son un cuerpo represivo, ni una casta cuyos intereses se separan de los más humildes. Las Fuerzas Armadas son parte indisoluble de su pueblo, son nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos. Marchan junto a nosotros en los desfiles, defienden nuestras causas, y cuando hemos tenido que defender un ideal justo, han estado a nuestro lado. Esas son las razones por las que hoy nos sentimos jubilosos: porque esta es una celebración de todos, de Cuba entera.
Hemos querido que Martí nos contemple y nos ilumine con su estrella, sentimos que es el momento para dejar que alcen su vuelo las palomas blancas: estamos convencidos de que corren tiempos de fundación, de canto, de creación: tiempos hechos con la savia nueva y vital del porvenir, el mismo que alentó a nuestros mambises cuando se comenzó a gestar esta obra bella en sí misma que es la Revolución. Somos sus frutos, sus hijos y con amor, responderemos siempre a su llamado.
La obra forjada la sentimos propia, jamás ajena. Lucharemos por la escuela nueva construida en el mismo sitio del antiguo cuartel, lucharemos por nuestros derechos de paz y de justicia, por la verdad y sobre todo, por la vida, por la posibilidad de construir nuestro propio destino sin injerencias ni manos extrañas que traten de imponernos falsas metas. Sabemos cuáles son nuestros sueños y cuáles no lo son.
Hoy es también un día de recuento, de agradecimiento. Ante nuestro pueblo, ese en cuyo seno nos formamos como hombres y mujeres de bien, la admiración y la reverencia por sus proezas cotidianas y la valentía con que desafían cada mañana. Para el héroe de Girón, la alabanza; para la madre miliciana, el beso; para el mártir, la mariposa blanca. Y para usted, Comandante, el más fuerte abrazo, el más sentido poema, la sonrisa clara, la promesa de que no lo defraudaremos, de que seguiremos siendo los pétalos de esa hermosa y poderosa flor verde que conformamos en nuestro recién concluido IV Congreso Pioneril.
Con la salida del sol, comienzan a levantarse en Cuba las trincheras de ideas. Sobre esta libertad, como diría el poeta, se ha erigido el imperio de la juventud. En las mochilas de campaña tenemos La Edad de Oro, la pluma, el verso redentor, la bandera, el himno de la vida. En la mente y el brazo, la fuerza de Maceo, las estrategias de Gómez, la sabiduría de nuestros más preclaros pensadores, los consejos de Raúl, el arrojo del Che, el carisma de Fidel. Sus enseñanzas nos inspiran, nos sostienen, nos hacen ser quienes somos: defensores de esta Revolución Cubanísima.
iVivan las Fuerzas Armadas Revolucionarias!¡Pioneros por el Comunismo!iSeremos como el Che!