La tecla del duende
La red de afectos de la Tecla vuela y JR solo es un hermano más en las travesuras que organiza su familia mayor. Sin bulla ni grandes despliegues los aventureros se llaman, se enlazan, se riegan por la geografía del Caimán y luego nos envían deliciosas crónicas como esta, de Mairyn Arteaga Díaz, de la que comparto una síntesis…
Con el recuerdo fresco de otra expedición a la Isla de la Juventud partieron tecleros de toda Cuba a un nuevo recorrido… Eran cuarenta, como los ladrones de Alí Babá, pero si robaron algo, les aseguro que solo fue un poco de amor. Eso sí, luego lo devolvieron a manos llenas. Llegaron a la ciudad de los tinajones un jueves caluroso. Plantaron campamento en Las Clavellinas, el lugar donde en 1868 se alzaba Ignacio Agramonte para poner en pie de guerra al Camagüey; y desde allí irradiaron luz a los alrededores. La villa de Puerto Príncipe los acogió gustosa y abrió sus caprichosas calles a los visitantes que se fueron en tropel hasta la Plaza del Carmen...
Admiraron la escena de las tres chismosas, de los enamorados, del viejito de los tinajones; muchos personajes reales, como Norberto, el señor del periódico que posó orgulloso junto a su imagen congelada por el arte.
Y las emociones no cesaban. Luego de desandar el laberinto camagüeyano, el grupo tocó las puertas del Hospital Pediátrico Eduardo Agramonte Piña. La tarde transcurrió entre risas, canciones y alguna que otra lágrima junto a los niños de las salas de oncología y hematología. Estuvieron invitados el gallo de bodas, la sirenita y hasta un barquito de papel colmado de besos y obsequios para los pequeños.
Daba gusto ver cómo Saraí completaba el cuento que se le olvidaba a Nieves, y las sonrisas en los rostros de Osniel, Elionel, Dariel, o el balanceo constante de los piecitos del pequeño Mario, regordete y rubio. Su semblante se mantuvo serio, pero seguía atento el transcurso de la actividad, nos mostró su sonrisa solo después de la llegada del pato Donald. Allí quedó bien sembrado el retoño multicolor de los duendes, porque cada uno le asignó su matiz preferido. Y prendida del arco iris, la promesa de regresar el próximo año...
De Camagüey, también recordarán los tecleros la excursión a la Fuente Bella, el buen trato de su gente y la velada esperando las lágrimas de Perseida. Las nubes no las dejaron aparecer, pero había tantas estrellas entre los ocurrentes, que las del cielo se hubiesen quedado chiquitas… (tomado de: http://camarero.blogcip.cu).
Muchachos de IMI: Soy feliz cuando con las nostalgias la amistad florece. Gracias por no olvidarme. Cristina
Yami: Con tu mirada me matas pero tus besos me resucitan. YRO
Juank: La vida es una sola: vívela conmigo. Tu bb
Mititi: Regálame una hora para mirarnos y encontrar en nuestros ojos esas puertas del alma que hablan los poetas. Tu nena