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Hasta ahora han sido aliados estrechos, compañeros de armas en la aventura bélica, pero... el general Sir Richard Dannatt, jefe del ejército del Reino Unido, lanzó una bomba de profundidad que puede hacerle más daño a los planes estadounidenses en Iraq que cualquiera de los constantes atentados, acciones y ataques de la resistencia iraquí, cuando dijo que Gran Bretaña debía retirarse «pronto» de ese escenario de guerra.
Por supuesto, la metralla alcanzó al primer ministro Tony Blair, cuya política exterior ha estado marcada por una persistente voluntad de séquito de la administración de George W. Bush.
El Sir general advierte que si los militares británicos no salen raudos del país mesopotámico las consecuencias pueden ser riesgosas no solo para los iraquíes, sino también para la sociedad inglesa, ya que esa presencia está amenazando su seguridad y la de sus intereses en todas partes del mundo.
Es obvio que el general Dannatt, quien asumió su cargo apenas en agosto y además ha reconocido su admiración por quienes hacen campaña contra la guerra, considera que desde el comienzo de la invasión en marzo de 2003 se han exacerbados las dificultades en el campo de la seguridad.
Las declaraciones del alto militar contradicen totalmente una aseveración del primer ministro Blair del mes pasado, cuando dijo que Iraq no sería más seguro si se retiraran los 7 000 efectivos británicos que, según reiteró su oficina más recientemente, están allí «con el deseo expreso de un gobierno iraquí electo democráticamente» y bajo mandato de la ONU.
En realidad, estas son otras perlas en la sarta de mentiras que llevaron a la agresión y que mantienen a Iraq como un país ocupado. Las fuerzas británicas llegaron por deseo y mandato expreso de los halcones-gallina imperiales estadounidenses del clan Bush, con el pretexto de la existencia de armas de exterminio masivo, uno de los argumentos falsos en que Blair tuvo rol protagónico.
Como es de suponer, no pocos analistas se preguntan ahora si puede seguir dirigiendo a la institución militar británica un general que piense así, pero ciertamente los soldados han saludado al general en comentarios de un foro militar en el sitio web no oficial Army Rumour Service, donde hasta oficiales pueden exponer anónimamente sus verdaderos pensamientos sobre la guerra. Muchos, decía el diario The Times admiten estar choqueados por la franqueza de Sir Richard y se refieren con admiración al «coraje moral» de haberle dicho al primer ministro Blair lo que debiera hacer. «Tengo la esperanza de que Blair esté escuchando» lo que dijo Sir Richard de que «nosotros jamás fuimos invitados y que pateamos la puerta» de Iraq, señaló alguien identificado como Nigegilb, quien añadió que si el general Dannatt aspirara a Primer Ministro tendría victoria «arrolladora». Y he aquí el resultado en cifras de esos comentarios de los uniformados que se asemeja mucho a la opinión de los británicos en general: el 78 por ciento piensa que está «absolutamente correcto» y solo el tres por ciento consideró que «tenía que renunciar»...
Pero allá van Bush y su comparsa obstinadamente marchando al compás guerrero, cuando de Iraq deben irse, y pronto...