Frente al espejo
«Sentí emociones disímiles al leer el artículo La bondad no anda sola (Alina Perera Robbio, espacio Diálogo de Generaciones, 25 de junio). Intento limitarme al elogio sincero ante la elocuencia, la certera crítica reflexiva y la deliciosa evocación de los verdaderos valores. La voz de Alina despierta a Martí y es como un soplo cálido de lecciones contagiosas.
«Lo esencial radica ahora en nosotros, los que tenemos la responsabilidad de formar a los hombres y mujeres del mañana; para que, al fungir como artífices de la conducta de nuestros hijos, apliquemos en el día a día un toque de esas eficaces pinceladas que la periodista nos está sugiriendo. “Ser bueno es el único modo de ser dichoso”, porque solo la limpieza del alma abre paso a la placidez espiritual». (M.M.P.)
«Impresiona este texto (A mi papá, Lourdes Benítez Cereijo, 15 de junio del 2013). Infinidad de veces hemos escuchado decir: “padre es cualquiera, madre… una sola”. Naturalmente, esto no es así y minimiza el importante rol del padre en la familia. Muchos creen que está llamado a imponer las reglas del juego, el orden y disciplina en el hogar, criterio que nunca he compartido. En ambos progenitores descansa la responsabilidad de proteger, educar y guiar a los hijos, conjugar esos factores esenciales que heredamos y que conducen a la estabilidad y felicidad de la familia, no importa cuán escabrosa se nos presente la vida.
«Este artículo rompe ese criterio de que “padre es cualquiera”… Padre es cualquiera, sí, pero cualquiera que esté consciente del papel que le corresponde jugar en la familia, de lo que representa un hijo. Con un padre bueno no habrá nunca una esquina solitaria en nuestro corazón». (Nelson Leyva de la Torre)