Acuse de recibo
Ya son bastantes las dificultades y los tropiezos cotidianos que se viven, para que además se entorpezca la satisfacción del cliente en unidades comerciales que debían pensar primero que todo en el consumidor.
Yanet Pardo González, residente en San Gabriel esquina a Santa Isabel, No. 30801, altos, Los Mangos, Matanzas, cuenta que hace unos días, sobre las 10:00 a.m., visitó el Centro Comercial Plaza Milanés de esa ciudad; exactamente en su departamento de productos alimenticios.
«No había electricidad, señala, pero se podía pagar mediante Transfermóvil. Y cuál no sería mi sorpresa cuando a esa hora de atención al público no me permitieron pasar, pues se encontraban limpiando. ¡Precisamente en horario de atención al público! Y tuve que retirarme sin poder adquirir lo que necesitaba comprar».
Como si fuera poco, refiere que, al siguiente día, volvió al mismo centro comercial Plaza Milanés. Y tampoco pudo comprar, pues a esa hora (de atención a la población) estaban recibiendo mercancías. Y tuvo que regresar a su casa por segunda vez consecutiva, sin poder comprar lo que necesitaba.
«No conozco las reglas del centro comercial, expresa, y no es mi interés cuestionar acerca de sus horarios. Pero se me convierte en una falta de respeto —y más en las condiciones en que se encuentra el país—, que en horario de atención a la población no se atienda al público por la sencilla razón de que, abierta la tienda y brindando servicio, no se permita el paso a los clientes porque se esté limpiando o recibiendo mercancía.
«El cliente no tiene la culpa del desajuste de horario en la tienda, asevera, sobre todo en el horario que se supone que se puede estar comprando. Espero que algún directivo del centro sea capaz de dar una explicación al respecto», concluye.
Yamilka Calzadilla Tamayo (René Ramos 40-B, altos, entre Maceo y Ramón González, reparto Santo Domingo, de la ciudad de Las Tunas) refiere que el pasado 29 de enero se realizó la solicitud online desde el extranjero de una Tarjeta Clásica a nombre de ella, con una primera recarga en USD a través de la Web Tocopay. Y según lo establecido, la tarjeta debía ser creada en un término de 20 días hábiles.
El 26 de febrero, casi un mes después, el solicitante desde el exterior recibió un email que le informaba «que la tarjeta estaba lista para chequear y el beneficiario debía acudir a la oficina de Fincimex en su territorio para chequear si su tarjeta estaba lista para recoger».
Yamilka se personó el 26 de marzo en la oficina de marras, y ahí comenzó su interminable viaje detrás de la Clásica: la persona de Fincimex que atiende la entrega de las tarjetas le informó que aún no la había recibido.
Le expresó que semanalmente (los miércoles) reciben una valija proveniente de La Habana con las tarjetas. Amablemente le dio a Yamilka su número telefónico para que le contactara, y así recibir información sobre la recogida de la tarjeta.
«Continúo insistiendo con mi llamada todas las semanas. Expresa la infortunada Yamilka. Han transcurrido dos meses con diez días y no tengo la tarjeta disponible para el uso.
«A pesar de la amabilidad y de la atención brindada en la oficina de Las Tunas, lo que agradezco profundamente, ¡qué insatisfecha me siento con el servicio brindado por Fincimex! ¿Cuánto tiempo demorará mi expedición detrás de la tarjeta Clásica?», termina.
Y este redactor desea felicitar en su día a todas las madres cubanas, por encima de tantas dificultades y carencias cotidianas. El mejor regalo que podría ofrecérseles a estas guerreras es, al menos, servirlas y atenderlas con devoción siempre. No hacerlas esperar tanto.