Acuse de recibo
El 4 de febrero de 2022, y desde el municipio habanero de La Lisa, Raúl G. Torricella Morales denunció aquí el daño y la molestia que provocaba un vertimiento de aguas albañales frente a su casa, en Calle 23-A no. 23020, entre 230 y 234, Apto. 2. Y decía que, desde hacía dos meses, Aguas de La Habana había hecho una reparación allí, y dejó abierto un registro que estaba tapiado, el cual desde entonces vertía aguas albañales.
Añadía además que el tema de la tupición se complicaba con la rotura de la llave de una tubería maestra ubicada en Ave. 23 (Autopista) y 234, que producía un derrame inmenso de agua limpia.
El asunto, según él, era que cada cierto tiempo se producía la ruptura, se inundaba nuevamente la calle y demoraba días en «repararse». Y luego se repetía el ciclo. «Es evidente que no lo reparan correctamente», concluía.
El 16 de febrero de ese año, respondía Mariyorkis Medina Merencio, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que «el funcionario Yuri Preval, del Centro de Incidencias de los Servicios… se presentó en el lugar en compañía del compañero Raúl G. Torricella; y comprobaron que la Base de Saneamiento Oeste se encontraba trabajando con camión especializado de alta presión».
Se le dio mantenimiento a la línea central de alcantarillado, añadía, y se limpió y dio mantenimiento general al registro de 24 pulgadas, eliminando con esas acciones el vertimiento de agua albañal.
Con respecto al derrame de agua que ocasionalmente se produce en 23 y 234, precisaba, se le explicó a Raúl que no se trata de un salidero de agua potable, sino de la válvula de desagüe de la conductora existente en el lugar. Y dicha conductora se desagua periódicamente para eliminar los desechos que se acumulan. De esa forma se evitan las obstrucciones en las acometidas de las viviendas, así como las bajas presiones.
Al ser esa zona un área de inundación, agrega, se produce la demora en la evacuación del agua que se acumula. Y finalmente dio fe de la conformidad del cliente con los trabajos realizados.
«Agradezco la respuesta y la solución del problema, decía este redactor, pero quedan asuntos de la queja por esclarecer. No se explica por qué Aguas… cuando fue a hacer una reparación dos meses atrás dejó abierto un registro que estaba tapiado, el cual generaba el vertimiento, y no se había hecho más nada. Y cuando se publicó aquí sí se resolvió un problema de larga data».
El 28 de noviembre de 2022, volvió a denunciar Torricella que hacía seis meses corre por allí un río de aguas sucias, que se mezcla con salideros de agua potable
«Lo ha planteado nuestra delegada en numerosas ocasiones y a diferentes instancias: Vivienda, Aguas de La Habana… Y la solución no llega. Seguimos esperando. Este problema no es de una familia ni de un edificio, sino que abarca toda una zona, donde el mal olor y el peligro de contaminación nos amenazan constantemente», concluía.
Y ahora, por tercera vez, vuelve a denunciar Torricella que continúa el vertimiento de aguas albañales desde la salida de la fosa del edificio sito en calle 25 esquina a 232; baja por 25 y sigue por 232 hasta 23-A. Evidencia de que el problema no se ha resuelto definitivamente.
Ya no se acumula en la calle, dice, pues Aguas de La Habana destupió la alcantarilla, pero señaló «que no les toca la calle 25 y se fueron; y Saneamiento básico afirma que no le corresponde, pues está fuera de los límites del edificio».
A la funcionaria de Saneamiento Básico Torricella le preguntó a quién le tocaba esa parte. Y le respondió que «a Aguas de La Habana; pues Saneamiento solo repara líneas si la Dirección Municipal de la Vivienda nos contrata para ese trabajo, y siempre dentro de los límites de la propiedad del edificio». Pero Aguas de la Habana, cuando fue allí, refirió que eso no les toca a ellos, dice Torricella.
«En resumen, expresa el remitente, ni Aguas de La Habana ni Saneamiento Básico se hacen responsables. Esto afecta a vecinos, circulación de personas, animales y tráfico en general que transita sobre los albañales. ¿Quién arregla esto?».