Acuse de recibo
El pasado 4 de febrero, y desde el municipio capitalino de La Lisa, el Doctor en Ciencias Raúl G. Torricella Morales denunciaba aquí el daño y la molestia continuados que provocaba un vertimiento de aguas albañales frente a su casa, en Calle 23-A no. 23020, entre 230 y 234, apto. no. 2. Y decía que, desde hacía dos meses, Aguas de La Habana había hecho una reparación allí, y dejó abierto un registro que estaba tapiado, el cual desde entonces vertía aguas albañales.
Añadía además que el tema de la tupición se complicaba con la rotura de la llave de una tubería maestra ubicada en Ave. 23 (Autopista) y 234, que producía un derrame inmenso de agua limpia.
El problema, según él, era que cada cierto tiempo se produce la ruptura, se inunda nuevamente la calle y demora días en «repararse». Y luego se repite el ciclo. «Es evidente que no lo reparan correctamente», concluía.
Al respecto, responde Mariyorkis Medina Merencio, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que «el funcionario Yuri Preval, del Centro de Incidencias de los Servicios, al recibo de la misiva se presentó en el lugar en compañía del compañero Raúl G. Torricella; y comprobaron que la Base de Saneamiento Oeste se encontraba trabajando con camión especializado de alta presión».
Y se le dio mantenimiento a la línea central de alcantarillado, así como se limpió y dio mantenimiento general al registro de 24 pulgadas, eliminando con esas acciones el vertimiento de agua albañal.
Con respecto al derrame de agua que ocasionalmente se produce en 23 y 234, añade, se le explicó a Raúl que no se trata de un salidero de agua potable, sino de la válvula de desagüe de la conductora existente en el lugar. Y dicha conductora se desagua periódicamente para eliminar los desechos que se acumulan. De esa forma se evitan las obstrucciones en las acometidas de las viviendas, así como las bajas presiones.
Al ser esa zona un área de inundación, agrega, se produce la demora en la evacuación del agua que se acumula. Y finalmente da fe de la conformidad del cliente con los trabajos realizados.
Agradezco la respuesta y la solución del problema, pero quedan asuntos de la queja por esclarecer. No se explica por qué Aguas… cuando fue a hacer una reparación dos meses atrás dejó abierto un registro que estaba tapiado, el cual generaba el vertimiento, y no se había hecho más nada. Y cuando se
publicó aquí sí se resolvió un problema de larga data.
Alberto Vila (Carmen no. 262, Víbora, 10 de Octubre, La Habana) refiere que el parque de Avenida de Acosta, entre Juan Delgado y D´Strampes, en ese barrio, fue un remanso hasta que hace un tiempo improvisaron de la noche a la mañana allí un agromercado que, si bien cumple una función social, está afeando y destruyendo las áreas verdes del mismo.
«Me pregunto a quién ha podido ocurrírsele semejante desatino contra el ornato del que era un hermoso parque, afirma, y encima a dos pasos de una parada de ómnibus. Demás está decir que ya el lugar se resiente del trasiego de tantas personas allí, con el consiguiente deterioro del entorno y mucho más sin haber una causa que justificara esta decisión, teniendo en cuenta que muy cerca está el agromercado del Mónaco».
Y con las lluvias y el trasiego de personas, aquel «ruralizado» espacio en medio del paisaje urbano se convierte en un verdadero lodazal; por lo que Vila considera que las autoridades pertinentes deben responder por ello, y que se logre restaurar un entorno de áreas verdes que era del agrado de todos.