Acuse de recibo
Pedro Manuel Padrón Cruz (calle Madame Curie, Edificio 5, apto. 8, entre A y Valvey, reparto Previsora, Camagüey) esperó resolver su situación cuando solicitó su carné de identidad por pérdida, el pasado 1ro. de agosto, en las oficinas del Carné de Identidad y Registro de Población de Lugareño 356, entre Hermanos Agüero y San Ramón en esa ciudad.
Allí le entregaron un comprobante de recogida para el 1ro. de septiembre, y él confió. No se presentó ese día y esperó. Fue el 8 de septiembre a recogerlo, y le informaron que no estaba aún; que Trasval no lo había traído.
Cuando Pedro indagó el porqué, no estaba la persona que los entrega. Y le enviaron a que viera a otra empleada. Esta le atendió, tras un buen rato de espera. Tecleó en la computadora y le orientó que retornara el jueves 13 o el viernes 14, sin más explicaciones.
Pedro fue dos semanas después, el viernes 21, pensando que estaría resuelta la situación. Y para su sorpresa, la empleada que lo entrega buscó, y no estaba todavía. Tomó sus datos personales y otros del comprobante, y le orientó que volviera a la semana siguiente para ver si Trasval lo había traído.
Volvió el 28 de septiembre, y la respuesta lo dejó atónito: No estaba todavía. Debía volver la próxima semana. Entonces él indagó por el responsable de esa entidad, y le atendieron. Una empleada fue con él a varias oficinas, pero al final todo fue infructuoso.
Tuvo que recomenzar de nuevo: toma de huellas dactilares, nombres y apellidos, fotos, dirección particular… Posteriormente lo pasaron para el local de trámites, pero por la hora, ya eran las seis de la tarde, y por la lentitud de la computadora, entonces se decidió que retornara el sábado 29 a las 8:00 a.m., para concluir el proceso.
Pedro regresó el sábado 29, y por fin se pudieron procesar todos los datos. Pero le informaron que debía esperar 21 días a partir de entonces. Pedro ni siquiera opina ni enjuicia. Cuenta los datos objetivamente para que, cada quien, saque sus propias conclusiones.
Ana Guerra Rojas (Calle 6 no. 158, entre República y Cuba, reparto Vista Alegre, Ciego de Ávila) cumplió misión de colaboración en la República de Angola, y envió paquetes por Aerovaradero, los cuales llegaron en abril del presente año, y fue en agosto que debía recogerlos.
Para su sorpresa, cuando regresó a su hogar, comprobó el faltante de prendas de vestir, piezas hidráulicas, una pulidora y objetos de cocina. Las cajas estaban mojadas y deterioradas, entre ellas un televisor pantalla plana de 40 pulgadas.
Con fotos y otras pruebas ella retornó a esa entidad, pues le exigieron que la reclamación debía ser personal. Y la respuesta que le dieron es que no tenía derecho a reclamar, pues debió quejarse al recibir la carga.
Cuenta Ana que ese día de la entrega de los envíos recibió su mercancía bajo un gran aguacero y muchas personas citadas. Ya oscurecía y salió bajo agua.
«Me sentí indignada por tal atención, afirma, fui al Consejo de Estado y entregué una carta. También fui atendida en mi provincia. Aún espero respuesta, pues los trámites deben esperar 60 días», concluye Ana.
Odalys Galano Gil, residente en Galiano 123 apto. 105, esquina a Ánimas, en Centro Habana, en la capital, refiere que en esa esquina hace ya algunos años apareció de la nada una piquera de bicitaxis. Y desde hace unas tres semanas hay un grupo de esos llamados bicitaxistas que llegan desde las seis de la tarde y están allí hasta las seis de la mañana, con la correspondiente bulla y sin dejar dormir a los que viven allí.
«¿Usted sabrá adónde me puedo dirigir para informarme hasta qué hora pueden los bicitaxis estar estacionados en sus piqueras?, pregunta la remitente. Y solo puedo decirle que solo puedo reflejar su denuncia, ante tanta impunidad y desafuero, mantenidos porque y las autoridades correspondientes no hacen cumplir las normativas. ¿Hasta cuándo?».