Acuse de recibo
El 14 de septiembre de 2016 reseñé aquí la denuncia de las hermanas Rosa Caridad y Mercedes Elaulia Rivero Rodríguez, quienes, desde la finca La Matilde, en el municipio villaclareño de Camajuaní, alertaban sobre su derecho de herederas, que consideraban pisoteado.
Referían que esa finca es de su propiedad, adquirida por su padre en 1949 y acreditada por la correspondiente Declaratoria de herederos, y en la cual ellas han trabajado.
Señalaban que desde hacía tiempo la Dirección Municipal de la Agricultura venía entregando parcelas a personas que, si bien en vida de sus padres habían laborado o no en estas, a ellas como herederas no se les había informado las razones de esas entregas.
Las hermanas planteaban que habían reclamado ante la Delegación Provincial de la Agricultura, y allí les orientaron que presentaran en el municipio la Declaratoria de herederos que las acredita. Y decían que se les había negado la posibilidad de entregar documento alguno, especialmente por la compañera Gladys Concepción, jefa del Registro municipal de Tenencia de la tierra, con la justificación de que esos documentos no tenían validez.
Al respecto, respondió el pasado 11 de enero Héctor Luis Torna Martínez, delegado provincial de la Agricultura en Villa Clara. Informó que la comisión creada a tal efecto se entrevistó con las promoventes y otras personas mencionadas, y comprobó que las hermanas son herederas.
Desde que se comenzaron a atender, subraya Torna Martínez, se les indicó iniciar el proceso de adjudicación de herencia de la tierra y bienes agropecuarios. Y nunca se les negó por la instancia municipal hacer el trámite. Pero ellas no han presentado los documentos establecidos.
Añade que durante el proceso investigativo no fue posible determinar que hayan existido errores de procedimiento en ambos expedientes. No obstante, señala el directivo, a pesar de haber sido orientadas para el procedimiento legal, no se han personado en la Delegación Municipal de la Agricultura con el fin de promover el proceso de adjudicación de herencia para poder esclarecer sus inconformidades.
No siempre quienes escriben han agotado sus gestiones. Espero que las hermanas hagan valer sus derechos.
¿No tienen fijador?
Gilda Vega Cruz (calle 118, edificio 4, apto. 27, microbrigada Cujae, Marianao, La Habana) alerta que las nuevas ofertas en CUP, que comienzan a hacerse sentir para beneplácito de los consumidores, no deben malograrse con el maléfico síndrome del engaño.
Refiere que ella frecuenta la tienda Variedades de Monte, la que ha incrementado últimamente sus surtidos. Y el 21 de enero, para su sorpresa, ofertaban leche condensada, identificada como dulce de leche, de marca Beatriz, a 40 pesos el litro.
«La alegría fue por dos razones, una porque la podía comprar en CUP y a un precio razonable, y la segunda porque tenía muy buena calidad, tan espesa que costaba trabajo sacarla del pomo, el pomo de a litro sellado. Y la verdad es que no tenía nada que envidiarle a la leche enlatada», señala.
Pero el 4 de febrero entró a esa tienda y otra vez ofertaban leche condensada, al mismo precio, en envases similares. «Esta vez totalmente aguada, sin parecerse siquiera a la leche condensada, con las tapas no solamente sin sellar, sino medio abiertas. En esta ocasión la etiqueta decía Complejo Lácteo de La Habana», afirma.
Gilda pregunta: «¿Dónde la aguaron, en el Complejo Lácteo o en la tienda?». Y apunta: «Espero recibir una respuesta que satisfaga mi inquietud y la de muchos ciudadanos que hicieron el mismo comentario en la tienda».
Habría que preguntarse si, con el fortalecimiento de las ofertas en el comercio minorista que se establecen en la capital, y las consiguientes mejoras, ya están medrando los sempiternos escamoteadores del bolsillo ciudadano.