Acuse de recibo
El pasado 23 de abril reflejé la denuncia de Alexander Moret García, residente en la ciudad de Holguín, acerca de la desatención sistemática de Acueducto y Alcantarillado con respecto a la limpieza que requería la fosa de su vivienda.
Contaba el remitente que el 5 de agosto de 2014, solicitó dicho servicio en las oficinas de Holagua y pagó anticipadamente los 20 pesos establecidos. Pasó el tiempo, y un buen día el equipo de limpieza de fosas apareció con el reporte. Pero el chofer, cuando examinó la fosa, le dijo que las mangueras que tenía no alcanzaban para la longitud de 20 metros, por lo cual entregaría el reporte en la Empresa, para que enviaran un equipo de los nuevos, que tienen mayor alcance.
Todavía Alexander esperaba el equipo de servicio el 2 de marzo pasado, cuando habían transcurrido 168 días laborables, desde que reportara el caso. Y el 11 de marzo llamó a la Empresa. Quien lo atendió le dijo que su problema tenía que ser resuelto.
Al insistir Alexander, describir la odisea acumulada y expresar su disposición de hacerla pública, la persona le respondió que la prensa no era quien iba a solucionar su problema. Le tomó número y fecha de reporte, y le dijo que precisamente por esos días se estaban atendiendo las fosas reportadas en agosto de 2014. Pero el 30 de marzo, cuando el cliente me escribió, aún no había aparecido el equipo.
«¿Qué sería de este país si todas las empresas fueran tan ineficientes», cuestionaba finalmente Alexander.
Al respecto, responde Rander M. Céspedes Leyva, director general de Holagua, que el Consejo de Dirección de la empresa analizó el caso y determinó que el jefe de Operaciones de la UEB de Saneamiento es el máximo responsable de las molestias causadas, por no tener control y seguimiento del reporte.
Añade que al susodicho directivo se le aplicó una medida disciplinaria de amonestación pública ante el Consejo de Dirección, ya que los procedimientos reglamentados establecen que, cuando ocurre una situación como esa, se debe visitar de nuevo al cliente e informarle el estado en que se encuentra su reporte y cuándo se le dará solución. Y no fue así en el caso de Alexander.
Refiere también Céspedes Leyva que se hizo análisis con todo el personal del Departamento con acceso al teléfono, por la respuesta ofrecida de que la prensa no era quien iba a resolver el problema, sobre todo para evitar que situaciones como esa vuelvan a repetirse.
No obstante, señala, al publicarse la queja en Juventud Rebelde, «se encontraba el reporte del compañero Alexander en el programa de limpieza del día, siendo realizado el servicio». Y, finalmente, apunta que la máxima dirección de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Holagua le ofrece disculpas al cliente por los daños causados.
Agradezco la respuesta, y al final corroboro que en este caso sí la prensa cooperó en que se le resolviera el problema a Alexander, a despecho de tan irrespetuoso tratamiento desde el anonimato de un auricular telefónico.
Lo otro es que no se aprovecha la respuesta para explicar e informar por qué un reporte hecho desde agosto de 2014 no se había atendido aún el 30 de marzo de 2015, cuando Alexander escribió a esta sección, y vino a resolverse precisamente el día en que se publicó la queja. Incluso, puede haber problemas de recursos o de incapacidades objetivas de satisfacer la demanda de limpieza de fosas, pero ni siquiera se explican. Y ello deja margen a pensar que lo que sufrió Alexander, sin una atención cuidadosa, pueda experimentarlo cualquier otro cliente.
Pero lo más preocupante es que al responsable de tanta dilación, indolencia y desentendimiento, apenas se le aplique una amonestación pública ante el Consejo de Dirección. Ya llueve sobre mojado con lo de los regaños internos, cuando está en juego el prestigio público de una entidad cuyo objetivo debe ser satisfacer a la ciudadanía. ¿Hasta cuándo las amonestaciones?, digo una vez más.