Acuse de recibo
Cada vez más el país ha de avanzar a escenarios donde la toma de decisiones y su posterior socialización sean asuntos colectivos, donde la gente forme, tenga y tome parte en los asuntos, que es la esencia de la participación, según prestigiosas teorías.
Pienso en ello al leer la carta de la capitalina Maureen Núñez Gómez (Martí 310, apto. 17, entre 27 de Noviembre y Pereira, Regla), madre a quien le informaron el pasado día 18 que su hija de nueve años (4to. grado) debe trasladarse de escuela; porque la suya cierra por peligro de derrumbe.
El anuncio sobre el centro escolar en cuestión, la Fernando Chenard Piña, en el municipio de Regla, se produjo sin la debida explicación frente a todos los factores y actores de la localidad presentes, según nos cuenta la atribulada mamá.
No había allí miembros del Gobierno ni de Educación municipal; solo la Directora del plantel, muy apenada, y una metodóloga, se duele la remitente. «Nuestra escuela viene siendo la 5ta. en Regla que cierra, y los niños van (…) para otra que nos queda muy distante; esa es la solución», apunta Maureen.
Lo más preocupante, sostiene la madre, es que este es el segundo traslado que experimenta con su niña, pues hace cuatro años tuvieron que moverla de la escuela Eduardo Facciolo, también por deterioro. «Y ahora esta cierra y la otra sigue con el derrumbe».
Lo responsable, apunta este redactor, es que cada vez que exista el más mínimo peligro se traslade a los muchachos, como han hecho las autoridades del municipio; pero esto debe ir acompañado de la respectiva comunicación a los padres y alumnos de qué se ha hecho, cuál es el estado de las instituciones educativas y las proyecciones al respecto.
La gratitud no tiene fronteras provinciales. Por eso el camagüeyano Ramón Eduardo Luis Álvarez, vecino de Calle Frank País No. 96, entre Raúl Perozo y Fructuoso Rodríguez, quiere enviarle su reconocimiento al joven colectivo de la farmacia La Principal, en el municipio de Amancio, Las Tunas.
«Resulta que el día 1ro. de febrero llamé a esa farmacia para saber si había dipiridamol, medicamento que por cerca de un mes estuvo en falta en Camagüey y el cual le es necesario a mi papá, de 79 años. Me respondieron con muchísima amabilidad que sí, que podía ir a buscarlo cuando quisiera, y así fue. Al otro día estaba presente en esa farmacia a las 11 a.m.
«En ese momento había bastante personal para adquirir medicamentos; pero allí se trabaja a un buen ritmo: en un mostrador pequeño había cuatro dependientas y una cobrando, manifestando además un buen trato al público. Yo quería regresar en el mismo ómnibus, a las 11:30 a.m. y le planteé la situación a la cajera, de la cual estaré eternamente agradecido, ya que no dejó de hacer su trabajo y a la vez me atendió. Al final al darle las gracias me dijo: “Por nada, y que su papá se mejore”», evoca el agramontino.
Y seguramente la gentileza y profesionalidad de aquellos trabajadores hizo mucho más placentero este remontar la distancia para obtener un medicamento. ¡Qué felicidad cuando en cada lugar que lleguemos para recibir un servicio nos traten así!
Desde la Comunidad Turiño s/n, municipio de Manicaragua, Villa Clara, escribe Yoerbys Díaz Torres con la inquietud de que en los últimos tiempos se han presentado irregularidades en la entrada de los productos cárnicos que vienen normados por la canasta básica a la localidad. A veces no se distribuyen en el mes correspondiente y luego vienen juntos dos envíos, apunta el remitente.
«Acá los consumidores nos preguntamos si no tenemos el derecho a adquirir el producto cuando se distribuye en fecha. Esto se ha planteado a las instancias municipales y sigue presentando problemas. En este mes la 1ra. vuelta no la trajeron a la bodega (vino como envío mortadella); ahora a finales de mes, cuando venga, si no hay este producto nos traen el picadillo doble, como ha sucedido en otras ocasiones», se queja con razón Yoerbys. ¿Qué dicen las autoridades al respecto?