Acuse de recibo
El pasado 24 de mayo, y desde la ciudad granmense de Manzanillo, la lectora Yunayra Cabrera contaba una historia de giros postales que no giran como debía ser, al punto de que los beneficiarios deben esperar y esperar en la incertidumbre.
Contaba la remitente que el 9 de ese mes su mamá, quien reside en Banes, provincia de Holguín, le había enviado un giro por correo. El 13 de ese mes le avisaron que debía cobrarlo antes del día 24, pues de lo contrario sería devuelto…
Yunayra fue al correo, y le dijeron que no había dinero para pagarle el giro. El 16 volvió, y le ocurrió lo mismo. Había unas 30 personas esperando a que alguien impusiera allí un giro, para quizá. Y ella supo que el problema se generaba por un nuevo sistema que se estaba montando en las computadoras, el cual podría demorar de 15 a 20 días.
El 18 de mayo volvió, y lo mismo. El 20, más de lo mismo, con similar aglomeración de destinatarios de giros. «¿Dónde está el dinero que mi mamá me envió?», preguntaba Yunayra.
Al respecto, responde Edilberto Ramírez Milanés, director general de la Empresa de Correos Granma, que «por irregularidades en las transferencias bancarias de los dineros destinados al pago de giros, no le fue posible cobrarlo hasta el 24 de mayo, motivo por el cual ofrecemos disculpas a esta cliente, por las molestias que le fueron ocasionadas».
Agrega el directivo que «las direcciones del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) y de Correos en Granma estamos ocupados permanentemente en la solución de esa incómoda y sensible situación que afecta tanto a clientes como a nuestros trabajadores, por lo que de manera conjunta trabajamos para minimizar las molestias ocasionadas a la población con acciones concretas que permitan mejorar la calidad del servicio».
Señala que la situación se ha ido estabilizando, y ya los giros pendientes de pago en la provincia de Granma como norma están en los términos previstos.
Agradezco la respuesta, y solo objeto que no se explique la razón de que haya habido irregularidades en las transferencias bancarias de los importes de los giros. No es la primera vez que funcionarios de Correos de Cuba aluden a ese problema, como causa de que los clientes no puedan recibir con agilidad los importes correspondientes a los giros.
Para el cliente que paga el servicio, y para el beneficiario que debe recibir el giro, no habrá nunca justificación posible a tamaña irregularidad. Si no se explica la razón del porqué se traban las transferencias bancarias, ¿qué confianza tiene el cliente en que no volverá a suceder?
Con 65 años de matrimonio, Gladys Margarita Izquierdo Martínez y su esposo (Calle J Nro. 211, entre Línea y 11, Vedado, La Habana), confirman que, a pesar del esmeril y los cansancios del tiempo, el amor no se extravía tan fácilmente como los papeles y las constancias burocráticas.
Él con 90 y ella con 83 años, andan tras la constancia o certificado de aquel matrimonio de 1948, por los inevitables requisitos que impone la sociedad con sus trámites y cláusulas. Y no hay forma de encontrarlo.
Hicieron la solicitud en el Registro Civil de 10 de Octubre, el territorio donde contrajeron nupcias. Y allí no aparece. Fueron al de La Habana Vieja, porque el notario que los casó tenía su bufete en ese municipio. Tampoco está allí.
Les dijeron que en Playa había un Registro Central, pero allí solo tenían los documentos desde 1981 hasta hoy. Un amigo les comentó que existía un Registro de notarios en Infanta entre San José y San Rafael, y allí fueron: les informaron que los documentos del Dr. López Blanco, el notario que los casó, estaban en el Archivo Nacional.
En el Archivo Nacional hicieron la solicitud del documento, y les comunicaron que el trámite demoraba 15 días hábiles. Han transcurrido más de dos meses y hasta hoy, cada vez que llaman, les dicen que no hay respuesta positiva.
Margarita y su amado decidieron casarse de nuevo. «Es lo único que nos falta», dice ella con la ironía del que todo lo ha visto ya. Lo intentaron los pertinaces amantes, y les dicen que no es posible hasta que tengan la respuesta negativa en el Archivo Nacional.
Margarita, la novia eterna, confiesa que todas esas gestiones las han tenido que hacer en autos alquilados, porque ya a su edad no pueden trasladarse en ómnibus. Es mucho lo que han gastado, y no aparece la constancia de aquella tarde memorable, que de vez en vez les colma de recuerdos y nostalgias.
Pertinaces estos novios, ante la fragilidad de los papeles y las inconstancias y extravíos de los humanos. Se merecen una boda rediviva, y tres o cuatro ilusiones de adolescentes. Ojalá la ley les obsequie esa licencia.