Acuse de recibo
«Con el sudor del campesino no se juega, ni con la comida del pueblo. Por eso avergüenza que a estas alturas, cuando la producción de alimentos es prioridad y tarea estratégica de la nación, haya quienes la entorpezcan o desestimulen».
Así dije el pasado 5 de abril, al reseñar la queja de Miguel Rey, socio de la cooperativa de crédito y servicios fortalecida (CCSF) Genaro Zaldívar, en Jiguaní, Granma.
Miguel contaba que en octubre de 2010 vendió a la CCSF 24,5 quintales de maíz. Y cuando fue a cobrar, la junta directiva se quedó con el dinero. La Presidenta de la CCSF alegaba que la Económica lo había cogido.
A otros campesinos tampoco les habían pagado, y habían sido infructuosas las gestiones de él para cobrar su dinero. La dirección de la CCSF fue cambiada y presentada la nueva directiva ante los socios. Y, según supo Miguel, el caso estaba en manos de Fiscalía. Mientras, los campesinos acreedores no tenían respuesta alguna.
Responde Yaquelín Puebla, presidenta de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la provincia de Granma, y confirma que, al igual que a Miguel, a otros dos campesinos no se les ha pagado las deudas. Explica que Fiscalía Municipal entró a trabajar en el caso, después de congelarle la cuenta a la CCSF —por violaciones de su junta directiva— y el estado financiero de la misma.
Señala que del 11 de febrero al 2 de abril, se le hizo a la CCSF una verificación fiscal, con número de expediente 50/2012. En ese momento se sustituyó a la junta directiva, y hoy está en fase de investigación.
Señala que la elección de la nueva dirección está acorde con la Ley 95, que regula que la junta directiva se subordina a la asamblea general, y es decisión de ella revocar su mandato cuando la junta directiva demuestre incapacidad para el cargo, incurra en acciones delictivas en el ejercicio del mismo, o en otras conductas que la hagan desmerecer el buen concepto público.
A Miguel, acota, se le explicó que es imposible realizar el pago de inmediato, debido a que el proceso está bajo investigación. La única solución en estos momentos es que se apruebe en la asamblea de la CCSF, mediante acuerdo, que en dependencia de los ingresos de la misma, vayan pagando poco a poco al productor.
Significa Yaquelín que Miguel aceptó la propuesta y manifestó satisfacción por el tratamiento dado a su caso.
Agradezco la información, y espero que puedan dar seguimiento al desenlace del proceso. Es triste que se cometan tantas violaciones en una cooperativa, y nadie las detecte a tiempo. Repito: «Con el sudor del campesino no se juega, ni con la comida del pueblo».
David López (Calle Central No. 10 apto. 42, entre Conill y Tulipán, Plaza, La Habana) llegó al policlínico 19 de Abril el lunes 16 en la tarde, después que le avisaron que su esposa había sido trasladada hacia allí por compañeros de trabajo, por tener muy alta la presión arterial.
Al llegar, observó que ella era atendida con gran esmero por el doctor José Ronmel Pérez y la enfermera Natalia. Esmero no solo en lo técnico, sino en trato afable y cariñoso.
Una vez estabilizada la presión, el doctor le dijo a la paciente que fuera al siguiente día para hacerle un chequeo, con vistas a determinar la causa. Y el 19 de abril, precisa, el doctor fue personalmente a la casa del matrimonio para informarle que padecía una infección severa en los riñones y dejarle las recetas, pues no debía esperar hasta la consulta posterior que ella necesitaba para iniciar ya su tratamiento.
Por si fuera poco, el día 16, cuando David observaba cómo la enfermera atendía a su esposa, se presentó un señor con una herida que requirió una sutura de 15 puntos. La enfermera llamó a la farmacia para indagar si había penicilina rapilenta, para el tratamiento posterior. Y al decirle el paciente que no contaba con dinero, ella se lo entregó de su cartera.
«En momentos en que algunos parecen haber olvidado la solidaridad y el humanismo —subraya David—, a ambos, doctor y enfermera, les estaremos eternamente agradecidos. Estos hechos nos hacen ser mejores seres humanos».