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Obstrucciones de la impunidad

El 25 de agosto de 2009, el lector José Martínez denunciaba aquí el abandono en que se halla el canal de desagüe por donde deben correr las aguas de lluvia de la parte alta de su localidad: Placetas, en la provincia de Villa Clara.

José contaba que Comunales limpiaba periódicamente dicho canal, pero dejó de hacerlo. Y las autoridades locales permitieron que se realizaran obras que lo obstruyen, como construcciones particulares y la fábrica de calzado Rubén Pérez. El saldo con los años es que, apenas llueve, se producen inundaciones que alcanzan patios y hasta el interior de las viviendas. Los pobladores lo plantean en las asambleas de rendición de cuenta, es de conocimiento de las autoridades municipales y «todavía esta situación no ha tenido una respuesta seria», remarcaba entonces José.

Fue el pasado 16 de diciembre que esta sección recibió la respuesta de José R. Comas García, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en la provincia de Villa Clara, quien concede la razón a José y explica que en 1989 la Empresa de Investigaciones y Proyectos Hidráulicos de Villa Clara elaboró un proyecto al respecto, actualizado en 2003, «como consecuencia de las construcciones estatales y viviendas sobre el trazado del canal».

Afirma que hoy, en varias zonas del trazado, no existe lo que en su momento fue una obra de protección de la ciudad contra las inundaciones. Y en la parte Este presenta un pésimo estado, por falta de mantenimiento. No solo en esos sitios el canal está cubierto de vegetación natural, sino —y es el colmo— también de cultivos sembrados por los vecinos y vertimientos de aguas albañales.

Precisa que Recursos Hidráulicos trabaja en la actualización del proyecto de 2003: «De conjunto con las autoridades de Placetas, se ha definido un grupo de acciones de limpieza y saneamiento del canal, que mejorará su estado técnico a corto plazo, y permitirá en un segundo momento realizar con celeridad un levantamiento topográfico y los cálculos hidrológicos necesarios, para determinar la factibilidad de ejecutar acciones constructivas transitorias que puedan aliviar la situación existente, sin que se induzcan afectaciones colaterales y no constituyan una inversión».

Agradezco la respuesta y el proyecto de revertir la situación, siempre que no quede en proyecto. Sería saludable que las autoridades de Placetas respondieran también, para explicar por qué la indisciplina social y la impunidad han obstruido el canal, ante los ojos de las primeras. Lo que hace falta esta vez es un «levantamiento» que canalice la voluntad de hacer respetar el canal.

Herencias burocráticas

Hay procedimientos agónicos para lo que cae por su propio peso. Jorge Luis Rodríguez (Ángeles 156, El Calvario, Arroyo Naranjo, Ciudad de La Habana) cuenta que su esposa falleció en mayo de 2003. Y cuando el hijo de ambos llegó a los 18 años, iniciaron los trámites para heredar una moto que era propiedad de la madre, adquirida cuando fue cooperante en la desaparecida República Democrática Alemana.

En junio se reconoció la validez de la herencia, y con esos papeles se presentaron en las oficinas donde se tramita el cambio de propietario para poner la moto a nombre del joven. Allí le informaron que debían ir a la Aduana Nacional para que le dieran un endoso.

El 23 de julio, Jorge Luis entregó los documentos en la Aduana, y le informaron que recibiría el endoso vía correo. Pasaron tres meses y volvió por la Aduana. Entonces, le informaron que esos trámites estaban paralizados: alguien se percató de que la Aduana nada tenía que ver con aquello. Y ahora hay que esperar a que deroguen la directiva.

Qué manera de complicarle la moto, o la vida, al muchacho que hereda algo con toda la autoridad de ser hijo de su madre. Qué de mecanismos enrevesados y zigzagueantes. ¿Qué culpa tiene el ciudadano de que alguien haya descubierto que la Aduana nada tiene que ver con ello? ¿Qué tiempo lleva derogar algo que estaba mal radicado? Ojalá un día no heredemos más procedimientos tan burocráticos.

 

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