Acuse de recibo
Desde General Benítez 81, en Manzanillo, escribe Manuel Carnicero, para denunciar el estado de abandono progresivo que sufre el cine Popular de esa ciudad. Recuerda con nostalgia el lector que el mismo fue construido por la Revolución hace más de 30 años, y se le puso ese nombre, precisamente porque se erigió fundamentalmente con trabajo voluntario de los propios pobladores. Los manzanilleros están muy preocupados por el deterioro del Popular: Su sistema de climatización ya feneció hace unos años, por falta de mantenimiento y reparación. Ya hoy no se pudiera recuperar pues sus equipos han sido “canibaleados”. El lunetario de 950 butacas está en mal estado. Depredadores entran al sitio y hacen de las suyas, ante la falta de control y vigilancia. En los pasados Carnavales de la ciudad, se utilizó la azotea del cine para accionar los fuegos artificiales, y por negligencia de quienes activaban la pirotecnia, un paquete de cohetes ocasionó la ruptura de ocho cristales de los ventanales. Precisa Manuel que a otros cines de la provincia les han mejorado la climatización y las lunetas, pero al parecer el futuro del Popular es bastante impopular: el desaparecer.
No juega la lista con el billete…: Osvaldo Álvarez escribe muy preocupado desde San Juan de Dios 11-B, apto. 8, entre Ángel y Pobres, en el mismo casco histórico de la ciudad de Camagüey. Y el motivo de su inquietud es que «no juega la lista con el billete». Sí, la lista fue publicada recientemente en el periódico Adelante de esa ciudad: los nuevos precios en el sistema de compra y pago a la población en los puntos de Recuperación de Materias Primas. Dice el listado que el kilogramo de latas de aluminio se paga a 12 pesos, y allí lo hacen a ocho. El documento oficial establece precios diferenciados en cuanto a las botellas de ron nacional: las de 750 mililitros a un peso la unidad, y las de 700 mililitros a dos. Sin embargo, las están pagando indistintamente a 1,50 pesos. «¿Adónde va a parar toda esa diferencia de los precios de esos dos renglones? Desconozco si cumplen en los restantes», refiere el lector.
No los olvida: Mireya Hernández llegó desde el barrio rural Cienaguilla, en Campechuela, al Hospital Fe del Valle, de la ciudad de Manzanillo. Allí fue operada el 20 de agosto pasado, y aunque ha pasado el tiempo, no olvida al doctor Rafael Serrano y el resto del equipo de cirugía, a las enfermeras de la Sala 3B, que hicieron derroche de dedicación, profesionalidad y amor. Y al doctor Pedro, de la consulta 3 de Patologías del Cuello, así como a la enfermera.
Agua que se pierde: Oscar Sánchez (Calle 48 número 9734, entre 97 y 99, Reparto Lotería, Cotorro, Ciudad de La Habana) cuenta que el 22 de abril pasado reportó a Acueducto un salidero de agua potable en la acera de su casa, en el ramal que alimenta su acometida. Fue en la Oficina Comercial de Alberro, con la compañera Lisset la Cruz. Meses después (el agua botándose igual) se quejó en las oficinas municipales de la empresa, con la especialista María Cristina Toyo, de Atención a la Población, quien le respondió que hay un plan que comenzó por el Consejo Popular 1, pero como Oscar es del Consejo Popular 3, entonces debe esperar al próximo año para solucionar lo de su salidero. «Los vecinos se preguntan hasta cuándo tendrán que ver pacientemente perderse ese preciado líquido, que muchas personas no reciben en este municipio y en otros lugares de la capital. El agua que se pierde no se recupera», sentencia finalmente Oscar.
Un guía muy profesional: Rebeca Rodríguez (Calle 44 número 9123, entre 91 A y 93, Reparto Lotería, Cotorro, Ciudad de La Habana) disfrutó en el pasado mes de octubre de la excursión destino Cienfuegos-Trinidad, que oferta la agencia Cubamar. «Fue maravilloso el paseo y la atención en todos los lugares. El guía, Yunier Guerra, muy profesional; estuvo atento al grupo en todo momento, y nos dejó muy buenos recuerdos. Mil gracias a él, y ojalá que cuando vuelva a viajar tenga la suerte de que sea con él», manifiesta Rebeca.