Acuse de recibo
Todos los niños que nacen y sus madres tienen los mismos derechos desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí. Pero en Maisí, específicamente en Los Gallegos de Jauco, hay mujeres paridas ya hace meses que aún no se les ha vendido el módulo de canastilla que el Estado subsidia para cada recién nacido. La denuncia la hace Yariannis Romero, residente en esa localidad rural, quien señala que «nosotras vivimos a 13 kilómetros de la bodega donde debemos comprar estas cosas, y cuando vamos ya se han acabado; o si no, nos dicen que no nos corresponden, y se las venden a otras paridas con menos tiempo que nosotras. Estos problemas ya han sido informados al presidente del Consejo y a otras personas que están al frente de esto en el municipio, pero todo brilla por su ausencia», manifiesta Yariannis.
Muñecas perdidas: Maritza Ávila (CAI Mariana Grajales, Cifuentes, Villa Clara) está tratando de demostrar que el que persevera triunfa, y que a la tercera va la vencida; pero no lo hace precisamente por coleccionar refranes. Es que con esta ya son tres las cartas escritas a nuestra columna, acerca de algo que para ella tiene un valor especial. Y le hacemos justicia hoy: Ella es artesana y expuso un conjunto de muñecas salidas de sus propias manos, en el Festival de Tradiciones Campesinas o Jornada Cucalambeana celebrado en 2005 en Las Tunas. Pero hasta hoy no le han devuelto sus obras, a pesar de la demanda hecha por el Centro Provincial de Casas de Cultura de Villa Clara. Como las artesanías parece que se extraviaron, en abril de 2008 la ANAP prometió una indemnización por ese concepto. Ya han transcurrido nueve meses, y la ANAP en Cifuentes asegura no conocer nada al respecto. «Más que una indemnización, quisiera una respuesta más creíble por parte de la ANAP. Me indigna y molesta que me engañen», refiere Maritza.
Gallo y Toro: en peligro: En la intersección de las calles Gallo y Toro, en el centro histórico de la ciudad de Santiago de Cuba, puede ocurrir una desgracia si a tiempo no se toman medidas. El S.O.S. lo envía Luis A. Maturell, vecino de San Germán 115, entre Gallo y Jobito, en esa urbe. Refiere él que en esa esquina languidece en ruinas un añejo edificio de dos plantas, de principios del siglo XX. Está en peligro constante de derrumbe, sin techo y con sus paredes sumamente deterioradas, al punto de que se inclinan hacia la calle. No existe aviso de peligro de derrumbe alrededor, en un sitio tan congestionado de tránsito y de peatones. En la última asamblea de rendición de cuentas, la delegada de la circunscripción informó que no ha sido posible demoler el inmueble porque en la primera planta queda aún una familia (la única por evacuar), que se niega a abandonar el lugar, pues no le conviene el sitio donde será reubicada. Así, les rodean gran cantidad de escombros y basura acumulada, con la consiguiente proliferación de vectores (ratones, cucarachas y mosquitos). Maturell comprende lo complejo que es el problema de la vivienda, pero también entiende que la vida humana es lo más sagrado; por lo cual hay que buscar una solución inmediata al asunto, y no esperar a que suceda una desgracia para accionar.
El rollo de los rollos: Magalys de Feria Avilés (Edificio de la UJC, apartamento 12, Calle Real y 31, Cojímar, Ciudad de La Habana) adquirió en la tienda Inclán, de la capital, y en pesos, una cámara fotográfica tradicional, de las que siempre existieron. Y cuando intentó adquirir el rollo, después de buscar y buscar, en todas partes le dicen que ya en Cuba no entra película para fotos. La lectora cuestiona por qué se vende un artículo que luego no puede ser utilizado por el consumidor, y considera que eso es un engaño, una verdadera estafa. A propósito, el hecho de que la cámara digital se haya extendido como un avance moderno, no implica que a los aficionados a la fotografía se les vende la posibilidad de hacer sus imágenes perdurables por la vía tradicional, revelando e imprimiendo en papel. ¿Son razones de factibilidad económica o bandazos, obnubilaciones y absolutizaciones con la tecnología?