Acuse de recibo
Hoy desentierro un sonado caso, difundido el 27 de abril de 2006: la denuncia de Alicia Chávez, una señora de Centro Habana que en marzo de 1993 confió su refrigerador roto a un taller de reparaciones sito en Compostela, en ese municipio, y que nunca pudo recuperar la máquina del mismo.
Entonces relataba ella que en mayo de 1993 le devolvieron el equipo ya arreglado, pero a los cuatro meses volvió a averiarse. Al estar dentro del plazo de garantía, se lo llevaron. A los cinco meses, la citaron para el taller de Zanja, entre Marqués González y Oquendo, hacia donde había sido transferido el «frío». Y le dieron un comprobante.
Desde entonces, nunca apareció una respuesta, ni apareció su máquina. Cuando volvió la clienta en diciembre de 1997, se había esfumado la evidencia documental de la entrada del equipo.
Y el 23 de julio, respondía a esta sección Leonel González, director de la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados del Ministerio de Comercio Interior, quien, de acuerdo con investigaciones realizadas, ratificaba lo denunciado por Alicia. Y precisaba que se le daría solución al caso de la señora.
Este redactor agradeció que al fin se solucionara el caso de ella, pero también manifestaba que «la respuesta institucional a una queja de tanta envergadura, no debe ceñirse al oportuno parche solucionador. Sí, Alicia tendrá de nuevo su refrigerador; pero, ¿qué se hizo de la máquina que ella confió al taller? ¿Quiénes la desaparecieron y tuvieron a esa ciudadana tantos años privada de su derecho y sin una respuesta? ¿Qué medidas se tomarán ante tamañas irresponsabilidades, por no utilizar calificativos más severos?», concluía el que suscribe.
Ahora, aunque con un récord de retraso de más de ocho meses, llega la respuesta que cierra el caso, de parte de Eduardo Tome Consuegra, director provincial de Servicios de Ciudad de La Habana, quien aclara que a raíz de lo publicado, la Empresa Provincial de Comercio, Gastronomía y Reparadora de Efectos Electrodomésticos y Otros Servicios Personales y Técnicos (¡qué largo nombre!) realizó las investigaciones y visitó a Alicia. En resumen: el 4 de agosto de 2006 Servi Hogar le entregó a la esquilmada clienta un refrigerador en óptimas condiciones.
Y —aquí viene el «faltante» de aquel arroz con pollo— la administración del taller fue separada definitivamente de la unidad, «tras comprobarse mediante inspecciones y auditorías, hechos graves de corrupción». Los implicados fueron puestos a disposición de los tribunales.
Se descongeló el asunto y Alicia Chávez hace buen tiempo que congela sus alimentos.
La segunda carta es también una respuesta, a raíz de la denuncia, aparecida aquí el 18 de abril pasado, de Sonia Fernández, vecina de la cooperativa Julio Antonio Mella, en Loma Azul, Bartle, provincia de Las Tunas. Entonces, Sonia refería que el 27 de marzo contrató un ómnibus en la Terminal de Ferrocarriles de la ciudad de Las Tunas, para que al día siguiente trasladara al cementerio a las personas que asistirían al sepelio de su difunto padre.
La guagua debía estar en su casa a las nueve de la mañana del 28, pero nunca llegó. El chofer de un camión que traslada ganado se brindó generosamente a trasladar a las personas, ante aquella insensible irresponsabilidad.
Cuando Sonia fue posteriormente a la Terminal de Trenes de Las Tunas en busca de una respuesta, le devolvieron el dinero del contrato y le dijeron que el director de esa entidad fue el máximo responsable de lo ocurrido.
Al respecto, responde ahora el ingeniero Jorge Peña Morán, director de Inspección y Auditoría de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC), quien señala que se realizaron las investigaciones pertinentes, pues tal estación es conocida por Ferro-Ómnibus, y el inmueble se comparte con Ómnibus Intermunicipales de Las Tunas.
Y asegura que, de acuerdo con la verificación realizada por inspectores del centro de Inspectores y Auditoría de Camagüey, de la UFC, el incumplimiento «no es responsabilidad del Ferrocarril, y corresponde a Ómnibus Intermunicipales Las Tunas».
Este redactor, sensibilizado entonces con Sonia, se excusa públicamente con el director de la Terminal de Ferrocarriles de Las Tunas, por la desinformación asumida. Ahora falta que Ómnibus Intermunicipales dé la cara.