La Bienal también ofrece oportunidades para reflexionar sobre estereotipos y discriminaciones de género. Autor: Pablo Massip Publicado: 16/12/2024 | 08:04 pm
Colocaron los guantes rojos en mis manos. «Ya estás lista… Ve y pelea como una chica», me dijeron. ¿Y cómo se pelea «en femenino»?, pensaba yo. La maldita costumbre de insistir en que somos el sexo débil, aun cuando a diario demostramos que somos todo lo contrario. Entonces pensé que sí, que peleamos distinto como mujeres, algunas maltratadas, otras explotadas y discriminadas, aquellas silenciadas, las que luchan por sus familias, las madres, las que sobreviven, unas que deben ocultar su orientación sexual, las que cuidan a sus enfermos e, incluso, las felices… Todas peleamos diferente.
Pero ahí estaba yo, con mis guantes de boxeo, para ser más fuerte frente a cualquier estereotipo. Y ahí estaba Namibia Flores o la conocida en el ring como Black Panther (Pantera Negra). Con admirable paciencia, me indicó cómo debía pararme en posición de combate; me enseñó la técnica básica para atacar y defenderme. Repetimos varias veces el «ejercicio», y aunque mi cuerpo gusta más de bailar que de boxear, Namibia me dijo: «Tienes potencial, sigue por ahí. Entrena y pelea…».
Estábamos en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y mi debut en el boxeo fue parte del performance que, como parte del proyecto Fight like a girl (Pelea como una chica), ha presentado en la 15ta. Bienal de La Habana la joven turca Gözde «Mimiko» Türkkan. Ella contactó a Namibia para traer este proyecto a Cuba, tal y como lo ha hecho en otras ciudades del mundo. Mimiko estaba ahí, detrás de la cámara de video, registrando todo lo que ocurría conmigo y con todas las personas que aceptaban el reto. Ella también pelea.
Mimiko vive en Estambul y es fundadora de SyncSociety (red de arte phygital que crea y propaga contenidos para la visibilidad de los artistas). Licenciada en Fotografía y Video por la Universidad Bilgi, de Estambul, en 2008, cursó su maestría en Bellas Artes en la Universidad de las Artes de Londres, Central Saint Martins College of Art and Design, dos años después. Conversamos en inglés y me contó sus motivaciones, las vivencias que ha tenido por el mundo y lo que ya ha disfrutado de la interacción con los públicos en Cuba.
Trabaja en función de las identidades y roles de género e identidades socialmente construidas, y aborda los impulsos, deseos y miedos más profundos del ser humano, a través de un enfoque documental subjetivo. También le interesa enfatizar conceptualmente el cuerpo humano, como la manifestación exterior más común de la identidad sexual, sicológica, emocional y sociológica.
«Me dedico a observar, comprender y experimentar el cuerpo. Quise transformar el deporte de combate, que algunos pueden percibir como una simulación controlada de la vida, en una actuación. Mi objetivo es ofrecer la visión social de la fragilidad de las mujeres y reflexionar sobre la pregunta: ¿Cómo puede la rivalidad en un ring evolucionar hacia la solidaridad y la necesidad de la autodefensa para explorar la fuerza y la capacidad del cuerpo?».
Lo vivido hasta el momento en La Habana ha sido gratificante para Mimiko: «Las personas han comprendido mi idea y lo más importante es que han sido parte de ella». Namibia, quien ha entrenado a mujeres desde hace años, agradece esta oportunidad.
«No se trata de boxear ahora. La idea de este proyecto artístico es darle knock out a quienes laceran los derechos de las mujeres en el deporte, en la vida familiar, en la música, en el arte, en la sociedad toda. Nosotras luchamos por la igualdad y lo hacemos duro. No nos dejamos vencer».
El arte salva, tiende puentes, cambia las miradas, transforma pensamientos, motiva acciones, entrelaza conductas. Peleemos por ello, y hagámoslo como una mujer. Sin dudar.