Fue una marcha llena de símbolos y de homenajes. Autor: Yuniel Labacena Romero Publicado: 24/05/2025 | 09:16 pm
WINDHOEK, República de Namibia.— Si hay una imagen que quedará grabada en la mente y el corazón de los habitantes —y visitantes— de esta ciudad en estos días de mayo, y por qué no, también en el de muchos hombres y mujeres de bien en el mundo, es la de las banderas de Cuba y Palestina marchando juntas, todo un símbolo de resistencia heroica tejido con los hilos de la solidaridad y la memoria histórica, y expresión legítima de denuncia de un genocidio y un bloqueo a pueblos que merecen vivir en paz.
Los casi dos kilómetros que recorrieron los participantes en la 21ra. Asamblea General de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD) en solidaridad con las causas justas y en contra del imperialismo, la imagen por esa Palestina de sueños, por esa Palestina de la dignidad y el decoro, por la sangre generosa de sus hijos, fueron un acto de justicia.
También resultó estremecedor ver el cartel que amigos del llamado continente cuna de la humanidad levantaron durante todo el recorrido en respaldo a nuestro país, y en el que podía leerse: «Cuba no patrocina el terrorismo. Levanten el bloqueo de Cuba ahora», o el que para los hijos de Bolívar y Chávez decía: «Defiende la democracia y la soberanía: manos fuera de Venezuela».
Fue una marcha llena de símbolos y de homenajes. Así nos emocionó constatar la culminación del desfile en la calle Fidel Castro Ruz, aquí en el centro de Windhoek, y que, como aseguran nuestros amigos, no es una calle cualquiera, porque en su recorrido atraviesa la Avenida Independencia, arteria principal de la urbe capitalina. El nombre del líder histórico de la Revolución Cubana, cuyo apoyo a las causas descolonizadoras marcó a África, se entrelazaba ahora con el clamor por la libertad palestina.
Sin dudas, las batallas contra el imperialismo son muchas, pero compartidas. Y los jóvenes debemos estar en la primera línea de ese combate, como se evidenció aquí. Así, se escuchó la voz de Cuba, de la joven delegación que estuvo acompañada por colaboradores nuestros de las diferentes misiones que aquí prestan servicios, por cubanos residentes y amigos solidarios, todos encabezados por Sergio Vigoa de la Uz, embajador de la Mayor de las Antillas en Namibia.
Meyvis Estévez Echevarría, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), quien encabeza la delegación de nuestro país a esta cita, aseguró que, como hicieron nuestros compatriotas en estas tierras, el compromiso es seguir forjando Patria «en defensa de las causas justas y como permanentes veedores de nuestra soberanía conquistada a sangre y fuego».
Añadió que «nuestra hermandad ha sido tallada por la sangre que derramaron nuestros gloriosos hombres y mujeres que se enfrentaron y vencieron al colonialismo, como un mismo pueblo, y lograron la independencia, la justicia y la autodeterminación, principios que tenemos que seguir defendiendo para pueblos tan heroicos como el de Palestina».
Fueron esos sentimientos los que compartieron también las nuevas generaciones, «herederas del Libertador Simón Bolívar y del Comandante Hugo Chávez». Ariana Llanos, militante de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, llamó a la unidad de los pueblos, a la acción internacionalista, a no caer en divisiones ni discursos pesimistas, porque «juntos somos más, juntos somos invencibles».
Al referirse a Cuba, «faro de dignidad» que «lleva más de 60 años resistiendo el bloqueo más largo e injusto de la historia», que «defiende la soberanía frente a las inhumanas y criminales medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos, dijo: «Ustedes no están solos. Su ejemplo nos inspira, su resistencia nos fortalece, y su victoria es siempre la nuestra».
Con ejemplos y cifras elocuentes de quienes han sufrido la expulsión de su patria, la destrucción de sus hogares, la violación de sus derechos humanos por las fuerzas de ocupación israelíes con el apoyo militar, político y logístico del Gobierno de Estados Unidos, habló el joven palestino Haitham Abdo, miembro de la organización juvenil de su país, quien señaló que lo que está ocurriendo en Gaza no es una guerra, es un genocidio sionista imperialista y fascista.
«No descansaremos ni un minuto hasta recuperar nuestra Palestina y disfrutar una paz justa y duradera», afirmó el también miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina, al manifestar que ante aquellos que «tratan de silenciar la verdad», es «fundamental la solidaridad internacional en apoyo a nuestras demandas. Es urgente que se convenza a los gobiernos sobre la necesidad de oponerse a la violencia y la opresión contra mi pueblo».
A modo de cierre, fueron rotundas las palabras de Sergio José Ruiz Mazuelas, presidente de la FMJD, cuando expresó que «de la lucha y el fuego de generaciones pasadas, nos levantamos, como la fuerza juvenil inquebrantable e imparable que demanda un nuevo mundo. Nos reunimos para esta marcha de solidaridad no en silencio, sino en el espíritu resonante de la juventud que se niega a ser quebrantada por el imperialismo, la desigualdad, la guerra y la pobreza».
Y dijo más: «Somos la voz de una generación que se niega a ser silenciada. El tiempo de los gestos simbólicos ha terminado. Este es nuestro momento para encender el cambio, para sacudir los cimientos de la opresión y para construir un futuro que honre la dignidad, los sueños y las demandas de nuestro pueblo. ¡No estamos esperando por la historia; la estamos haciendo!».
Cerraba así una contundente marcha que demostró en Windhoek que la lucha de Palestina y otras causas justas del mundo no son ajenas a Cuba, ni a Namibia, ni a ningún pueblo donde la dignidad se niegue a morir. Y aunque los titulares pasen, quedará la imagen imborrable de esas dos banderas —la cubana con su estrella solitaria, la palestina con su triángulo rojo— empinadas y acompañadas, como promesa de que ningún pueblo está solo.
Los participantes en la 21ra. Asamblea General de la FMJD protagonizaron, este sábado, una contundente marcha en solidaridad con las causas justas y contra el imperialismo por las calles de Namibia. Desde allí se escuchó la voz de los que luchan para sacudir los cimientos de la opresión y construir un futuro que honre la dignidad, los sueños y las demandas de nuestro pueblo.
Que se escuche la verdad
«No existe justificación alguna para someter al pueblo cubano y a ciudadanos de terceros países a los efectos despiadados que impone el bloqueo y la inclusión del país en la lista de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo. Que se escuche la verdad y que termine de una vez, y por todas, la injusticia contra Cuba».
Así termina la Declaración de solidaridad con la Mayor de las Antillas aprobada contundentemente este sábado por los participantes en la 21ra. Asamblea General de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD), quienes son voz unificadora de las nuevas generaciones antimperialistas, antifascistas y progresistas del planeta.
En el documento se expresa el firme apoyo de esta organización con los hijos de la tierra de Fidel, quienes «resisten la más cruenta guerra de asfixia económica desde hace más de 60 años» y pide «movilizar a los jóvenes de todo el mundo, a través también de las redes sociales digitales, para visibilizar el acto de genocidio que se comete, y denunciar los efectos inhumanos que ha provocado la imposición del bloqueo y su reforzamiento».
Además, este sábado los integrantes de la FMJD aprobaron otra Declaración, pero en respaldo al pueblo palestino, cuyo «dolor y sufrimiento son indescriptibles». El texto señala que las organizaciones juveniles antimperialistas «no permanecerán indiferentes ante el genocidio que se está cometiendo» y pide que «la ocupación ilegal, la represión criminal y la opresión» cesen ya.
Como expresión del «derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y la liberación», el texto hace un llamado a apoyar la movilización urgente de ayuda humanitaria de emergencia para abordar la grave situación humanitaria en Gaza y otros territorios ocupados, y convoca a desarrollar una campaña pública masiva de solidaridad en todo el mundo para exigir el fin del genocidio.