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Las alarmas estremecen

Como resultado de su actuación en el Campeonato Centrobasquet FIBA 2024, Cuba quedó fuera del podio, no obtuvo uno de los cupos para la FIBA AmeriCup de Chile 2025 y acabó en la sexta posición de un certamen en el que intervinieron ocho colectivos

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Los ánimos no andan bien en la selección cubana femenina de baloncesto. Bueno, sin medias tintas, que la realidad es muy preocupante: los ánimos están por los suelos en el equipo y no es una especulación mía. Hablo con conocimiento de causa después de conversar con una integrante del plantel. Ella me asegura que sus compañeras están descontentas y luego agrega que «mientras sigamos en las cuatro paredes del Cerro Pelado no podremos avanzar».

Esas palabras llegaron pocas horas después de que el elenco antillano cerrara una decepcionante actuación en el Campeonato Centrobasquet FIBA 2024, concluido este domingo en el Inforum de la ciudad de Irapuato, México. Allí, Cuba quedó fuera del podio, no obtuvo uno de los cupos para la FIBA AmeriCup de Chile 2025 y acabó en la sexta posición de un certamen en el que intervinieron ocho colectivos. O sea, perdió güiro, calabaza y miel, como reza el popular refrán.

Entremos en contexto. En dicho torneo, las huestes de Márgaro Pedroso fueron ubicadas en el grupo A, junto a las formaciones de Puerto Rico, El Salvador y Costa Rica. De haber ganado dos encuentros en ese segmento inicial, las cubanas hubiesen conseguido uno de los cuatro pasajes para el evento en Chile, pero eso no sucedió. Debutaron con sonrisa de 62-49 ante las costarricenses y luego cayeron contra las boricuas con marcador de 66-79 —este resultado estaba en los planes— y cedieron nuevamente frente al quinteto salvadoreño, 67-70.

Fue este último fracaso el que dejó a las insulares con las manos vacías y, siendo honesto, antes de comenzar la justa vi en el país centroamericano a un rival con posibilidades de aguar la fiesta, lo que terminó ocurriendo.

En primera, lo que no es un secreto, el baloncesto femenino cubano ha dado un retroceso cualitativo notable, y lo segundo, El Salvador decidió no quedarse atrás en esta disciplina desde hace algún tiempo y una muestra fidedigna es su Liga Mayor, que con los torneos de Apertura y Clausura garantiza que exista juego durante siete meses del año y eso en la Mayor de las Antillas está lejos de pasar.

Además, ese circuito ha buscado la manera de contratar a atletas extranjeras —fundamentalmente de Cuba y Estados Unidos— que han levantado la calidad, mientras que a nivel de selección nacional hay algunas jugadoras que han militado en campeonatos de Puerto Rico, México y Europa, como es el caso de la alero estadounidense nacionalizada Destiny Campbell.

Tras el segundo descalabro, y sin nada apetecible que buscar, las antillanas doblegaron a Guatemala y perdieron en la discusión por el quinto puesto
con Islas Vírgenes de Estados Unidos, 75-80. Así, de esa manera, nuestro país terminó en un sexto escaño que clasifica, sin temor a equivocaciones, como uno de los desempeños más deplorables de este deporte en la Isla.

Imagino que, tras el fiasco, las alarmas se hayan disparado en las oficinas de la Federación Cubana de baloncesto. Urge una actitud proactiva, porque si bien el básquet masculino tiene un mejor cariz, el femenino está de capa caída, y más ahora que se ausentará de la venidera FIBA AmeriCup, un certamen de los más habituales para el conjunto antillano en su calendario competitivo —entiéndase que de las 17 ediciones efectuadas, en solo una no se participó.

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