Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ellas

Autor:

Norland Rosendo

París.— Nunca antes en unos Juegos Olímpicos compitieron igual cantidad de mujeres que hombres. París siempre las ha privilegiado. Aquí, en 1900 debutaron y ahora emparejaron.

París tan adelantada, siempre por vanguardista en belleza, elegancia, ideas. Tan París, ahora marcó el inédito 50-50. Una proporción simbólica, pero justa. El mundo necesita seguir quitándose lastres y prejuicios que no lo dejan vivir pleno.

Escribo mientras veo, en vivo, una pelea de boxeo femenino. Las gradas, enardecidas igual que en el choque varonil precedente. Los guantes no acarician, golpean. Es el deporte, aunque usan protectores.

Llevaban años pidiendo la oportunidad de subir al ring, pero desde sus acomodadas oficinas los jerarcas, hombres en su mayoría, la negaban. Persistentes ellas, ahí están.

Sin embargo, hay polémica: una italiana abandonó en menos de 50 segundos ante una argelina que, dicen, anda exagerada en testosterona. Los ganchos, tan mediáticos como deportivos, acaparan debates fuera del ring.

Es una virtud de las mujeres romper tabúes, cambiar reglas del juego. Son siglos de dominación urgidos de sacudidas fuertes, y ellas pueden.

En la esgrima, la egipcia Nada Hafez, embarazada, llegó a octavos de final. Otra tensó su arco en igual estado. Fueron noticia por la rareza. Y por el coraje. Pero esa también es una visión machista. Debe ser, si no hay riesgos médicos, natural.

París, siempre tan París. Céline Dion cantó en la inauguración y dejó mudos a quienes creyeron que su voz era patrimonio de los museos. Fue otra vez ella.

Simone Biles volvió a los olímpicos, sigue siendo genio y figura. Cuando en Tokio se retiró por cuestiones de salud mental, algunos pensaron que había llegado a su fin. Nada de eso, regresó como la diosa que es en gimnasia artística. Y vuelve a ser campeona.

Muchas solo llegaron y esa es su medalla. La disfrutan como un podio, tras superar tantos obstáculos reales y sutiles en el camino.

Ni débiles ni fuertes. Son atletas, y eso debe bastar para que sigan empoderándose hasta que ese verbo también sea viejo, anticuado, en el enfoque de género.

La belleza es en sí un concepto infinito, pero reducido. Nació libre, grande y poco a poco le han quitado alas, dejándolo solo en asuntos físicos. 

París rompe ataduras. Sueña, iguala. Sin embargo, aún pesan más los números que las convicciones. Mujeres, ustedes no necesitan llave para abrir puertas mentales; ustedes son la llave. 

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