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Casero a gusto en casa

La selección cubana masculina de baloncesto continúa su preparación en el clasificatorio continental con vistas a la Copa Mundial de la FIBA 2023, y el armador capitalino Sigfredo Casero-Ortiz conversó con Juventud Rebelde

Autor:

Javier Rodríguez Perera

En cuatro derrotas se resume el camino recorrido hasta ahora por la selección cubana masculina de baloncesto en el clasificatorio continental con vistas a la Copa Mundial de la FIBA 2023, que recibirán Japón, Filipinas e Indonesia. En la primera ventana, efectuada en noviembre en la ciudad mexicana de Chihuahua, los antillanos cedieron frente a los conjuntos de Estados Unidos y Puerto Rico, en tanto en los últimos días, durante la segunda parada, cayeron ante los aztecas y de nuevo contra los boricuas.

Los dirigidos por Eduardo Moya, que no perdieron ningún choque por más de diez puntos, con este balance adverso, lamentablemente debieron renunciar al más mínimo sueño que les quedaba de retornar a su país a una justa del orbe, después de su última aparición en la edición de 1994, en Canadá. Mexicanos, estadounidenses y puertorriqueños, los demás miembros del Grupo D, ya tienen asegurados sus cupos para la siguiente etapa.

Entre las notas favorables que pudimos observar en la segunda ventana clasificatoria, celebrada el pasado jueves y el domingo en la habanera Ciudad Deportiva, estuvo el debut con la formación cubana del armador capitalino Sigfredo Casero-Ortiz, residente en Bélgica desde el año 2010 e internacional con esa nación europea en diferentes categorías inferiores.

El jugador, de 24 años y 1,85 metros, siempre como pieza de cambio, aportó 18 puntos entre los dos partidos (diez frente a México y ocho ante Puerto Rico), tres encestes desde la larga distancia, cinco rebotes y tres asistencias.

Al finalizar el juego dominical, Juventud Rebelde conversó con Casero sobre algunas cuestiones, incluido su ansiado estreno.

Declaró que fueron momentos muy especiales y cargados de emoción, y que a partir de ahora podrá estar más centrado en los propósitos del elenco antillano. Reconoció que su padre, Sigfredo Casero, otrora defensa de selecciones de Capitalinos en la década de los 90, en la Liga Superior doméstica, fue una constante influencia para lograr esta nueva fase de su carrera, como también lo fue el deseo de regresar a su país de nacimiento para representarlo.

Explicó que fue un proceso muy complicado, pues Bélgica no quería liberarlo, al estar en la convocatoria de 20 jugadores, pero contar con doble nacionalidad le permitió decidir en favor del plantel caribeño. Agregó que a partir del momento en que jugó con Cuba un torneo oficial como esta ventana premundialista, cree que no podrá defender otra vez la escuadra belga.

Sobre los dos duelos más recientes, dijo que se quedaron con las ganas nuevamente y que ya va siendo hora de vencer, pues conforma un colectivo que puede conseguir objetivos, pero la ansiedad los ha superado varias veces. Insistió sobre la importancia de creerse un equipo capaz.

Casero-Ortiz ha militado en el tercer nivel del básquet francés, la primera división belga y en el presente lo hace en el club C.B. Morón, de la LEB Plata, tercera categoría de España.

«El baloncesto español es actualmente, para mí, el mejor en Europa y estar jugando allí aporta mucho a mi futuro, pues elevo el nivel. No sé si de aquí a un tiempo continúe allí, pero lo cierto es que donde esté daré mi mejor juego», finalizó el base, quien habla además del español, el francés y otros idiomas.

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