Mijaín sigue sin tener rivales en el continente. Autor: Osvaldo Gutiérrez Gómez Publicado: 10/08/2019 | 10:33 pm
LIMA.— Este domingo concluyeron los Juegos Panamericanos y comienza el sprint rumbo a los olímpicos de Tokio 2020. Después de una primera semana en la que las medallas de Cuba iban cayendo poco a poco, en las últimas jornadas los más agotados éramos los periodistas corriendo de un lugar a otro, y ni así las cogíamos todas.
El «desbalance» entre un lapso y otro fue «culpa» del calendario diseñado. Superar la actuación de Toronto se antojaba un compromiso muy fuerte, quizá alimentado con más voluntad que posibilidades, pero casi todos nuestros atletas han salido a las competencias cargando a la Isla en su pecho.
Todas las medallas cuentan. Del color que sean. Y hay otras actuaciones que también merecen aplausos aunque sus protagonistas no hayan subido al podio. Son fruto de sacrificio, mucho entrenamiento, añoranzas, años pensando en Lima. Hay atletas que se crecieron por encima de sus posibilidades, y son muchos más que aquellos que dieron en el terreno menos de lo podían.
JR les propone hoy diez momentos, diez medallas, aunque aún falte una jornada dorada, porque casi nadie se arriesga a dar a Idalys Ortiz como segundo lugar. Nos fue difícil hacer la selección, como el deporte mismo, que premia solo a tres, pero cada una es una historia que resume a Cuba. Que la hace virtuosa, a pesar de los lunares, que los hay también.
I
Empecemos por Mijaín «el Grande» López, aunque uno no pudiera voltear la mirada un segundo cuando estaba en el colchón. Con la misma frescura de Santo Domingo 2003 fue dejando rivales en el camino sin abusar de ninguno. Cinco juegos, cinco oros. «Un campeón de campeones», como dijera en su tuit de felicitación el Presidente Miguel Díaz-Canel. Y desde ya es una leyenda que buscará el año próximo el tetracampeonato olímpico.
II
Sigamos con un muchacho que casi se queda en La Habana. Se montó a última hora en el avión y se va a bajar con una medalla de oro que tiene de osadía, voluntad y consejo. Luis Enrique Reyes, en una de las más frías noches limeñas, nos recordó al Javier Sotomayor del milenio pasado y de la eternidad, y con un 2.30 que jamás había logrado tocó las nubes en el salto alto. En las gradas el Soto saltó con Luis Enrique después de darle par de recomendaciones.
III
Cómo ha de estar Yipsy Moreno, la comisionada de Atletismo. Su deporte ha provocado más de una emoción, casi infartos. Decenas de disfonías. Como aquella noche cuando Yaimé Pérez fue a su último intento en el lanzamiento del disco con la plata en las manos y el oro en la mente. Nadie respiraba, ni en su bullanguero Songo la Maya. Y cuando soltó el implemento, no hizo falta que cayera para saber que había ganado, y con récord panamericano (66.58 metros). La mejor de la temporada, no fue menos aquí.
IV
Qué decir de Yarisley Silva. «Es una eterna campeona. Yarisley es Cuba», escribió Díaz-Canel en un tuit. No venía de favorita, pues tres norteñas traían registros superiores este año, pero ella es Yarisley. Yo, al menos, nunca dejé de ponerla en mi lista de probables campeonas. Reina en Guadalajara, reina en Toronto, ¿por qué no aquí?, si cuando más dura está competencia, más se yergue la muchacha de Pinar del Río.
V
Y como Cuba es un país de obra común, cuando uno sufre un percance, alguien asume su protagonismo. Yorgelis Rodríguez no pudo revalidar su corona en el heptatlón, y su puesto en la cumbre del podio lo ocupó su compañera Adriana, una chica del mismo apellido y la misma edad con que Yorgelis se coronó en Toronto, 20 años.
VI
El equipo de espada masculino pinchó un título que le devuelve la esperanza a la esgrima. Su victoria en semifinales ante Venezuela por 43-42 en punto de oro fue más dramático de lo imaginado. A Yunior Reytor le tocó decidir ante un rival que en la misma situación lo había dejado fuera de la final en la competencia individual. No era cualquier adversario. Rubén Darío Limardo había sido campeón olímpico y mundial, y un sicólogo que juega con los gestos, las expresiones. Pero Reytor le partió recto, convencido y lo tocó antes. Ahí se colgaron el oro que solo después tuvieron que validar ante Argentina.
VII
Hay una plata que solo lleva ese color a los libros. Porque, ¿alguien no la cree oro? Lisandra Guerra logró un subtítulo en el keirin que provocó más emociones que algunos cetros. Fue una medalla para su hijo, hecha con más corazón y amor al ciclismo que velocidad en sus piernas. Oro, y bien.
VIII y IX
Lo del tiro deportivo es asunto de punto y aparte. Sin balas, sin tecnología, sin un polígono confortable, dispararon en el centro de las emociones e hicieron a Cuba estallar de felicidad. Todas valen, pero nos quedamos con dos que resumen la proeza de ese deporte: una, la de Laina Pérez en pistola de aire, porque fue el primer título para la delegación cuando casi todos nos habíamos ido a Medio Mundo pensando que iba a ser una canoa la que rompiese el estambre imaginario del medallero dorado de la Isla, y la de Jorge Félix Álvarez en pistola de tiro rápido, pues fue una final con su hermano mayor, el campeón olímpico Leuris Pupo, y ambos estarán juntos en Tokio 2020.
X
Y completa nuestro ranking la única atleta de la Isla con tres medallas en Lima. Leydi Laura Moya ganó dos platas y un bronce, y boleto olímpico en el pentatlón moderno. Miremos más hacia ese deporte.
En esta estrecha lista están también todos los que jugaron con decoro, medallistas o no. Quedan nombres, momentos, como el bronce de Arlenis Sierra en el ómnium sin haber participado antes en esa exigente prueba, por delante, incluso, de su oro en la ruta.
Vengan ahora los análisis. Y los cambios.
El equipo masculino de espada se impuso en Lima.
Luis Zayas dio la sorpresa más inesperada. Foto: Mónica RF/JIT
Fuente: INDER