Carlos Martí Santos, director de los Alazanes de Granma Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 25/01/2018 | 11:57 pm
BAYAMO, Granma.— En Cuba no hay equipo que blasone de poseer un staff profundo con abridores, estabilizadores, preparadores y cerradores. Los que más han avanzado en la especialización han definido el grupo de las aperturas, los relevistas largos y algún que otro matador.
Sin embargo, con la posibilidad de pedir refuerzos para los play off se puede estructurar mejor el cuerpo de lanzadores y robustecer el bull pen, que es, en definitiva, un gran responsable en el resultado de los juegos. Si lo duda, pregúntele a Víctor Mesa.
En la final se están enfrentando dos escuelas. Las Tunas, que se acerca a esa distribución por funciones, y que, salvo Yudiel Rodríguez, quien abrió y luego relevó, ha mantenido su rotación con Yoalkis Cruz, Yariel Rodríguez, Vladimir Baños y Luis Ángel Gómez, dispone de apagafuegos intermedios como Yosimar Cousín, Alejando Meneces, Diego Granados, Ángel Sánchez y Carlos Pérez, y para los cierres se da el lujo de «pelar» con José Ángel García, el líder histórico en juegos salvados en la pelota cubana y muy efectivo también en postemporadas.
Del otro lado, Granma, en voz de su director Carlos Martí, defiende la teoría de que en play off hay que ganar los juegos sea como sea. Ya esa estrategia le dio resultados en la semifinal, cuando apeló a Alaín Sánchez para que relevara en el segundo partido y después lo puso a abrir en el siguiente duelo, y salió airoso en ambas ocasiones.
En la final siguió con ese pensamiento y en el segundo juego frente a Las Tunas mandó al montículo en el primer capítulo a un muchacho que durante la segunda fase del campeonato fue su cerrador: Yosver Zulueta, pero esta vez no le salió bien. En el tercer compromiso, cuando los Leñadores se pegaron en las postrimerías, le dijo a Lázaro Blanco, su principal abridor: «prepárate, que si se sigue enredando esto, te toca».
Raidel Martínez, otro joven de mucho talento, llamado a última hora para fortalecer el bull pen, sobre todo a la hora de poner el tapón en el noveno inning, lanzó en ese mismo juego dos inning y un tercio.
Ya Carlos Martí lo dijo públicamente: «detrás de Lázaro Blanco y Ulfrido García va todo el mundo»; sin nombres, sin orden. En un sexto o séptimo duelo, o cuando no hay mañana, es cierto que lo que hay es que ganar, y después veremos, pero antes…
Cada quien tiene su librito, y las circunstancias, a veces, obligan a variarlo. Hay mentores que les leen la disposición a los pitchers en la mirada; y existen también otras mediaciones imperceptibles a ojos comunes.
Sin embargo, está escrito, y demostrado, que no es lo mismo el entrenamiento de un abridor que el de un relevista, ni la preparación sicológica y táctica para uno y otro. Un pitcher especializado en aperturas puede no tener los mismos resultados como relevista, y viceversa. También, puede que sí. Sobran los ejemplos de uno y otro caso en la pelota cubana. Pero la tendencia mundial es a la especialización; las evidencias y las estadísticas son elocuentes.
Dentro de poco sabremos qué escuela triunfa en la Serie Nacional 57. Por ahí se sabrá, además, cómo anda nuestro béisbol.