La llama olímpica arriba a Brasilia Autor: El Comercio Publicado: 21/09/2017 | 06:30 pm
La llama de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro fue prendida este jueves en la antigua ciudad griega de Olimpia, conforme con el ritual tradicional, en el que varias actrices ataviadas con túnicas invocaron sobre el templo de Hera (de 2 600 años de antigüedad) al Dios Apolo, antigua divinidad del Sol.
Según un despacho de AFP, en las inmediaciones del antiguo recinto que albergaba las competiciones en los primeros Juegos Olímpicos, una treintena de jóvenes ejecutaron una coreografía al son de la música de una flauta. La Gran Sacerdotisa, encarnada por Katerina Lehou, una conocida actriz griega, captó los rayos solares a través de un espejo, que los desvió hasta encender la llama.
«Hoy escribimos la historia; estos Juegos Olímpicos serán un mensaje de esperanza en estos tiempos difíciles y la llama aportará ese mensaje en todos los rincones de Brasil y en el mundo entero», afirmó Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), unos minutos antes de producirse el encendido de la llama.
Bach aludió al pueblo brasileño que, «en apenas unas semanas, acogerá con entusiasmo al mundo y nos deslumbrará con su alegría de vivir y su pasión por el deporte», subrayó.
El país sudamericano estuvo representado este jueves por el presidente del Comité Organizador de la cita estival, Carlos Nuzman, y por el ministro de Deportes, Ricardo Leyser.
Ahora el fuego olímpico emprenderá un periplo que lo llevará de Grecia, atravesando el Atlántico, hasta Brasil, donde 12 000 relevistas lo pasearán por 300 localidades antes de la llegada al estadio de Maracaná, de Río, donde tendrá lugar la ceremonia inaugural el 5 de agosto.
El primer relevista fue el gimnasta griego Lefteris Petroinias, campeón del mundo de anillas, quien entregaría después la antorcha a la leyenda del voleibol brasileño Giovane Gavio, monarca olímpico en 1992 y 2004, y director del voleibol en la venidera Olimpiada.
La llama emprenderá el próximo miércoles su camino hacia Brasil, durante una ceremonia en el estadio de Atenas, sede de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896.