La selección masculina cubana de voleibol se encuentra en el estado mexicano de Baja California asegurándose un puesto en la venidera Liga Mundial. El objetivo no parece demasiado complicado, puesto que la Copa Panamericana ofrece cinco cupos al prestigioso certamen anual, y algunos estrategas de los elencos asistentes prefirieron no cargar con sus mejores armas para la ocasión.
Más allá de la necesaria clasificación, el técnico Rodolfo Sánchez necesita seguir engrasando su maquinaria, sin roce competitivo desde que dominaron el último de los tres niveles en que se dividió la Liga en su más reciente versión.
Y ese proceso de calibración, favorable también para asumir el venidero Campeonato Mundial a finales de mes, tendrá mañana un nuevo episodio cuando enfrenten al elenco de República Dominicana.
A ese nuevo compromiso llegarán los discípulos de Sánchez con el necesario descanso de hoy, porque fue sufrido el duelo del debut frente a Puerto Rico, que se extendió hasta el quinto set y terminó favoreciendo a los cubanos con marcadores de 18-25, 26-24, 25-20, 21-25 y 15-12.
A pesar del triunfo, el preparador cubano no quedó satisfecho con lo visto sobre la cancha, pues se cometieron excesivos errores no forzados, un mal que frente a rivales de mayor calado siempre termina costando muy caro.
Sin embargo, creo que puede quedarle el consuelo por el desempeño de sus más jóvenes figuras, esas que hace muy poco tomaron responsabilidades y aprovechan este certamen para seguir creciendo. Son los casos de los atacadores auxiliares Javier Jiménez y Osmany Uriarte, quienes se apuntaron 13 y 17 puntos, respectivamente, frente a la escuadra boricua.
No hace mucho, cuando en el ataque del equipo solo quedó el opuesto Rolando Cepeda como única referencia ofensiva de peso, la incertidumbre marcó el futuro. Sin embargo, las demostraciones que vienen regalando estos muchachos son esperanzadoras, como lo son las del pasador Leandro Macías, o la de los centrales Isbel Mesa y David Fiel.
Por cierto, el estratega cubano se llevó ahora a Félix Chapman, un bloqueador de sobresalientes resultados en el reciente torneo Norceca para menores de 21 años, y el jovencito marcó siete unidades en poco más de dos set frente a los puertorriqueños. Esa inclusión eleva la competitividad —y sus beneficiosos resultados— por el puesto, a la que pudiera sumarse próximamente Danger Quintana. El espigado jugador ya ha comenzado a entrenar después de sufrir una grave lesión de tobillo, y la idea es no apurarlo para que regrese en óptimas condiciones.
Así de pausada debe ser también la reinserción del voleibol masculino cubano en la élite. Vendrá la cita universal, que sin descontar cualquier sorpresa, debe servir también para que esta nueva hornada siga sumando experiencia, uniendo esfuerzos y hacer de todos —federativos incluidos— el mismo propósito.