Peter Joppich junto a su entrenador Uli Schreck. Autor: Julieta García Ríos Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
Está a full el gimnasio de esgrima en la Escuela Superior de formación de atletas Cerro Pelado. Junto a los «tiradores» cubanos de florete, sable y espada se mezclan muchos floretistas de Alemania, China, Polonia, Canadá y otros países, quienes entrenan para presentarse hoy en la Copa del Mundo de florete para hombres.
Tras dialogar con los cubanos, quienes están al «acecho» de los visitantes para tirar unos asaltos, salgo en busca del alemán Peter Joppich, cuatro veces monarca del mundo y quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Con la ayuda de Jesús Riaño, capitán de la escuadra cubana, converso con este rubio de 28 años que «llegó» a la esgrima motivado por la victoria de la alemana Anja Fichtel en las Olimpiadas de Seúl, en 1988. Mi entrevistado mide 1,76 metros y pesa 68 kilos.
«Tenía cinco años y medio cuando vi esa competencia y me gustó, hablé con mis padres para comenzar la esgrima y ellos aceptaron. Así empecé en el club de Koblenz, la ciudad donde vivo. En esa fecha practicaba fútbol, tenis y esgrima».
Cuando Peter tenía 13 años, Uli Schreck, actual entrenador de la selección alemana, «descubrió» su talento y lo captó para su equipo. Desde entonces ha sido su entrenador.
«Joppich es muy profesional y trabajador, aunque una persona muy natural. Sigue siendo el mismo chico que conocí aun después de tener cuatro títulos mundiales», comentó Schreck.
—¿Cuál es tu sistema de entrenamiento?, pregunto a Joppich, estudiante de la carrera de Economía.
—Cada semana practico los asaltos y recibo clases de mi profesor. Cuando no estamos en competencias, hago carrera los lunes y esgrima durante martes, miércoles y jueves. Descanso el viernes y entreno de nuevo el sábado y el domingo.
—Cuando subes a la pista, ¿qué piensas?
—Salgo a ganar. Trato de imponer mi estilo, presiono al oponente para ver su reacción y en dependencia de su respuesta trazo la táctica.
—¿Cuál es tu contrincante más fuerte?
—Todos los italianos, ellos son buenísimos, también los chinos. Al topar con los mejores del mundo no hay combate fácil, son asaltos que terminan muy cerrados.
—¿Cómo te sientes en Cuba?
—Me gusta estar aquí, desde el 2002 vengo cada año. Cuba es muy especial para mí porque aquí fui campeón del mundo por primera vez en el año 2003.
En aquella época, Peter Joppich tenía 19 años. Luego vendrían otros títulos: Turín 2006 y San Petersburgo 2007 (en ambos eventos le ganó en la final al italiano Andrea Baldini). El pasado año superó al chino Sheng Lei en la cita de París.
—En tu tiempo libre, ¿qué te gusta hacer?
—Jugar fútbol, esquiar, y viajar a la playa.
—¿Cuáles son tus expectativas este año aquí en La Habana?
—Estar entre los tres primeros lugares.
Joppich vuelve a la pista, se cubre el rostro con la careta y empuña el florete. Repasa las defensas en diferentes distancias y acepta a combatir con los cubanos.