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¿Un hueco entre primera y segunda?

Cambiar la estructura de la Serie Nacional parece impostergable, a juzgar por la pasión con que los lectores se han tomado el asunto

Autor:

Juventud Rebelde

Los muchachos que terminen en las filas juveniles y no asciendan de inmediato a la Serie Nacional, deberían tener un desarrollo adecuado en la segunda categoría. Foto: Juan Moreno. Cambiar la estructura de la Serie Nacional parece algo impostergable, a juzgar por la pasión con que nuestros lectores se han tomado el asunto. Traigo de nuevo el tema a esta esquina, aun a riesgo de parecer repetitivo. Es que no puedo desconocer tantos mensajes y miradas diferentes. Ojalá las autoridades del béisbol escuchen los toques a la puerta.

«Propongo dejar la Serie Nacional como está, solo que debería comenzar siempre en la segunda semana de noviembre. Si por casualidad en ese mes se celebra algún torneo internacional, pues sencillamente arrancaría el torneo sin los peloteros del equipo Cuba. También es necesario que la Liga de Desarrollo se juegue paralelamente, con jóvenes talentos y atletas que se recuperen de alguna lesión o de un mal momento deportivo. Es verdad que ello implicaría más gastos en transporte y alojamiento, pero ese evento no tiene que ser necesariamente de 90 juegos. Podría comenzar unas semanas después de la Serie Nacional y terminar antes. En total contaría con unos 60 o 70 juegos. Eso daría la posibilidad de subir y bajar peloteros a la Serie Nacional, según las necesidades de los equipos.

«Si nuestro principal espectáculo comienza en la fecha que sugerimos al inicio, terminaría con tiempo suficiente para incluir un segundo evento en la temporada. Pudiera ser un supertorneo llamado Liga de las Estrellas, donde estarían representadas las dos zonas tradicionales, Occidente y Oriente, con tres equipos cada una. Veamos: Habaneros (Industriales, Metropolitanos y Habana), Agricultores (Pinar del Río, La Isla y Matanzas), Marineros (Cienfuegos y Villa Clara), Granjeros (Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey), Mineros (Granma, Holguín y Las Tunas) y Serranos (Santiago de Cuba y Guantánamo).

«Cada escuadra tendría 30 jugadores, divididos en tres receptores, dos jugadores por posición en el cuadro, seis jardineros y 13 lanzadores. Entre estos últimos habría cinco abridores, un sexto hombre que pudiera iniciar juegos en un determinado momento, cuatro relevistas intermedios, dos relevistas cortos y un cerrador principal.

«Cada conjunto disputaría seis choques contra los equipos de la otra zona (24) y 12 juegos contra los de su mismo segmento (24). En total serían 42 partidos. Al concluir estos, se celebraría una semifinal «cruzada», de cinco juegos a ganar tres, y luego una final con siete desafíos como tope.

«Creo que el país está en condiciones de llevar a cabo este tipo de torneos. Necesitamos una competencia élite, donde se concentren nuestros mejores peloteros». (Alberto Álvarez Alcántara, Arroyo Naranjo, Ciudad de La Habana).

«En mi criterio, se deben crear dos ligas, una Superior, Premier, Selectiva, o como quieran llamarla, pero con una característica: los equipos con más bajo rendimiento descienden de categoría.

«Como se habla bastante de los inconvenientes para unificar las estadísticas, barajamos varias opciones: con diez equipos, si uno juega diez partidos contra cada contrincante, se alcanzan los famosos 90 desafíos; y con ocho equipos y 13 choques contra cada rival, serían 91 juegos (¡solo uno de diferencia!).

«La cifra de ocho conjuntos me parece justa, pues entre la 17 y la 46 Serie Nacional, solo siete equipos de los que existen actualmente tienen balance positivo, o sea, más ganados que perdidos. Con eso se lograría un mayor balance entre las novenas que jueguen a ese nivel. Al final del campeonato, los equipos que queden en los dos últimos lugares tendrían que jugar con los primeros lugares de la liga inferior, para asegurar su permanencia en la élite.

«En la segunda liga, las provincias tendrían equipos de acuerdo con su población y calidad. Imagino unos 20 conjuntos, divididos en dos zonas: occidental y oriental (diez en cada una). Se jugarían diez juegos contra cada rival de su zona, 90 partidos en total. Los campeones de cada llave, más los dos últimos lugares de la Liga Premier, realizarían una cuadrangular a dos vueltas, y los dos de mejor resultado clasificarían para la siguiente Liga Premier.

«En cuanto a los peloteros estelares que viven en una provincia, cuyo equipo no tiene calidad para clasificar, se les podría liberar para que jueguen en la novena que ellos prefieran, luego de militar al menos dos años con la de su territorio. No obstante, se pudiera añadir una cláusula para que si el equipo logra avanzar a la Ligar Premier, el pelotero pueda regresar y representar a su provincia. (Enrique R. Martínez Díaz, Guanabacoa, Ciudad Habana).

«Un pelotero se desarrolla jugando, mientras más lo haga, más rápido alcanzará la maestría deportiva. Un claro ejemplo es el santiaguero José Julio Ruiz, cuya defensa en la primera base no era de las mejores, y la mejoró desempeñándose todos los días. Por ello, soy de la opinión de que 90 choques no son suficientes.

«Mi propuesta es jugar 114 partidos en la Serie Nacional. Así no se correría el riesgo de que los aficionados pierdan el interés, pues van a estar representados por sus equipos durante toda la contienda (nos evitaríamos las Selectivas o súperligas, llenas de excelentes jugadores, pero sin apoyo popular).

«Se habla mucho de que Metros es la sucursal del equipo Industriales; pues entonces llevemos a nuestra serie otras sucursales y todo el mundo estará parejo. ¿Cómo? Démosle la importancia que debe tener en realidad la segunda categoría, dediquémosle más tiempo y recursos a esta para que nuestros talentos lleguen a la Serie Nacional en plenitud de condiciones. La Liga de desarrollo, o como quieran llamarle, se debe jugar en paralelo a nuestro torneo élite, por lo menos todos los fines de semana. Y los equipos de mejores resultados deben ser premiados con el ascenso a la Serie Nacional.

«Pienso que la Serie Nacional podría contar con 20 equipos, diez por Occidente y diez por Oriente. Entre ellos se mantendrían los 16 que están actualmente para que todas las provincias tengan su representación, y los otros cuatro serían ascendidos cada año de la segunda división. Cada provincia de este país tiene peloteros para hacer un segundo equipo. El de Santiago se podría llamar Serranos y su cuartel general pudiera ser el estadio José Martí de Palma Soriano, un excelente terreno de béisbol con gradas techadas, alumbrado nocturno y pizarra electrónica. Sería un regalo para la afición de un municipio que históricamente ha aportado grandes luminarias al béisbol cubano. Lo mismo sucede con un segundo equipo de Granma, el cual podría establecerse en el Wilfredo Pagés de Manzanillo, y el de Ciego de Ávila en Morón.

«Los 20 equipos, o sea, los actuales 16 y los cuatro ascendidos de la segunda división (otras cuatro provincias tendrían la posibilidad que tiene hoy la capital de desarrollar sus peloteros jugando en primera categoría), sostendrían un todos contra todos con seis partidos ante cada rival, lo cual equivale a 114 choques en total. Los cuatro primeros de cada zona geográfica clasificarían para los espectaculares play offs de cuartos de final, semifinal y final. Mientras, los dos últimos de la tabla en cada zona tendrán que abandonar la primera división. (Jesús Alejandro Sánchez Martínez, estudiante de 5to. año de Periodismo en la Universidad de Oriente).

En fin, sobra tela por donde cortar. Estamos también en internet (www.juventudrebelde.cu/ especiales/serie-nacional-beisbol/esquina-caliente-snb/).

JUEGOS PARA HOY

Esta noche, el rejuvenecido Villa Clara llega al estadio Latinoamericano para medirse con Industriales. Además, Ciego de Ávila actuará en La Habana.

Más al este, Cienfuegos se presentará en Camagüey, Sancti Spíritus en Las Tunas, Pinar del Río en Holguín, Isla de la Juventud en Granma, Matanzas en Santiago de Cuba y Metropolitanos en Guantánamo.

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