Un impaciente cocodrilo australiano mostró que a los de su especie no les gusta que los graben. Así lo constató Sean Scout cuando casi pierde su cámara drone al intentar sacarle un primer plano al inmenso animal. El reptil salió del agua con un salto, decidido a tragarse de un bocado el molesto aparato que, para su gusto, se hallaba demasiado cerca. «Es un mal chico» dijo Scott, que por suerte, pudo sacar a tiempo al drone y, de paso, tener una inusual toma de las fauces de un cocodrilo.