Más o menos así fue como se quedó Lois Matykowski, quien hace cinco años perdió su anillo de bodas, y sorpresivamente acaba de encontrarlo gracias a que su perro, Tucker, «robó» de una sola dentellada el helado que su nieta comía. Con palito y todo se tragó el popsicle, pero parece que este le sirvió de purgante y el can comenzó a vomitar dentro de la casa. Lo que parecía un destrozo, se convirtió sin embargo en un motivo de alegría para Lois, porque el animal devolvió nada menos que el anillo, cuya pérdida la dejó devastada hace un lustro y ahora todo lo contrario. A Tucker le hicieron una radiografía para ver si guardaba algún otro tesoro familiar, pero el resultado fue nulo. Difícil que la suerte se repita…