Tony Phoenix Morrison se cansó de batir sus propios récords. Quería un desafío extremo, algo que lo empujara a sus límites, y de paso recaudar fondos, dice, para la Fundación Bobby Robson y la batalla contra el cáncer. Con 49 años, corre maratones —esa es su especialidad— con una heladera de 42 kilogramos sobre su espalda. Tony «Nevera», como le llaman sus amigos, asegura que ahora recauda mucho más que cuando corría sin el armatoste. Y de seguro gastará mucho en analgésicos.